sábado, 18 de febrero de 2012

LEVÁNTATE DEL MIEDO QUE TE PARALIZA

LEVÁNTATE DEL MIEDO QUE TE PARALIZA





VII Domingo del Tiempo Ordinario


Is. 43,18-19.21-22.24 b-25; Sal.40; 2 Cor.1,18-22; Mc.2,1-12



     A partir de este domingo hacemos un paréntesis en el tiempo ordinario,  para comenzar el próximo miércoles el tiempo de Cuaresma con la imposición de la ceniza.

     Jesús después de realizar la curación del leproso se retira a la casa de Pedro. La multitud viendo los signos de Jesús fueron a la casa: “acudieron tantos, que no quedaba sitio ni a la puerta. El les proponía la Palabra”. Ante esta realidad de tantas gente, Jesús se acercaba en intimidad con cada uno de ellos y les anunciaba el mensaje, la Palabra, pero que lleva consigo los signos, el cambio de vida.


     De repente llegan cuatro hombres con un paralítico en la camilla, y “como no podía acceder a Jesús por el gentío, levantaron unas tejas, abrieron un boquete y descolgaron la camilla”. Cuando el hombre descubre donde está la vida, la salud, la salvación y quién se la puede dar, hace lo posible para llegar a ella y conseguirla. No le importa los obstáculos, las dificultades, los tormentos, porque la fe en el Señor puede más que todo eso. Lo que ocurre en la vida diaria es que no hemos descubierto al Señor, más bien lo hemos relativizado. Lo que debería ser el centro de nuestra vida, de nuestra familia y de las estructuras de la sociedad, lo hemos apartado a un lado para vivir sin Dios, sin fe, sin referencia religiosa. Y cuando la persona vive de esta forma, existe para el pecado y la esclavitud.


     Este paralítico vivía así, hundido, paralizado, atado a la camilla, por su vida alejada de la fe, del creador de la vida. Pero en la vida hay personas buenas que nos llevan a Dios, que nos transmiten el evangelio todos los días, nos catequizan, para que cada uno de nosotros lo conozcamos, lo descubramos y nos confesemos. Ellos no se detienen ante ningún obstáculo y de prisa lo llevan a Jesús. Saben que su encuentro puede ser el comienzo de una vida nueva para su amigo.

     “Viendo Jesús la fe que tenía, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan personados”. Jesús viendo su fe, le perdona los pecados, porque él es el Hijo de Dios; el único que puede perdonar los pecados y  liberar, curar a las personas esclavas de sí misma.

     Hermanos, el pecado destruye a la persona, a la sociedad. Lo estamos percibiendo todos los días, cuando el hombre dice no a Dios, a su mensaje, a los mandamientos, a vivir en coherencia con su fe y ser un verdadero testigo de Jesús. Solo Jesús puede ser nuestra liberación, nuestra vida, nuestra felicidad, porque la fe en él cura, perdona y nos da la salvación. El perdón que nos ofrece Jesús tiene la capacidad de transformarnos: “Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a dios diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual”. Ahí está la consecuencia de quien confía en Jesús y se acerca a él: comenzar de nuevo a ser una persona libre, sana, con dignidad para realizar su trabajo, sus compromisos familiares. Ahí está también el sacramento de la confesión que Jesús nos ha dejado a cada uno de nosotros, para que también nos curemos, nos perdone y tengamos de nuevo la vida perdida por nuestros pecados.



     Hoy es un día para que cada uno de los presentes, tomemos conciencia que debemos acudir a la confesión, al encuentro con la vida, con ese amor de Dios, que se nos ofrece gratuitamente, perdonándonos e incorporándonos de nuevo a la vida de la gracia y de la comunidad.

     Podemos todos terminar exclamando con el salmista: “Sáname, Señor, porque he pecado contra ti”. Solo tu Señor, me puedes curar, devolverme la salud, la vida,…”colmarme de gracia y de ternura, porque eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados, ni nos paga según nuestras culpas”.

Fr. Gregorio Ramos Domínguez, OP.
(http://basilicadecandelaria.blogspot.com/2012/02/levantate-del-miedo-que-te-paraliza.html)

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