lunes, 23 de enero de 2012

Creer en Jesús. (Parte III)

Creer en Jesús

 Parte III

Por José Miguel Arráiz
 Jesús
Así dice el Señor
“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Juan 6,47
En el estudio anterior meditábamos estas palabras que para creer en Jesús debemos estudiar su enseñanza, practicarla y ser testimonio de vida cristiana, ya que al abrazar la fe pasamos a ser sal de la tierra y luz del mundo. Nuestra fe debe dar fruto verdadero pero para eso debemos vivir en el amor.
El amor
“En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»” Juan 13,15
Creer en Jesús es cumplir sus mandamientos, y el mandamiento nuevo que nos ha dejado es:
“Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.” Juan 15,12-13
El Padre Carlos Carreto cuenta en su libro “Cartas del desierto” una anécdota de un viaje que realizó al desierto para apartarse del mundo y orar. En el camino vio un mendigo que tiritaba de frío. El llevaba dos mantas ya que sabía que en el desierto el frío en la noche es inmenso (a pesar de que en el día hace mucho calor). Entonces sintió la obligación de darle una de las mantas al mendigo, pero fue distrayéndose de la idea porque sabía que una no iba a ser suficiente para él librarse del frío. Luego cuando manejaba vio que todavía estaban las dos mantas en su automóvil, pues no se animó a darle una.
Cuando acampó no tuvo el corazón de utilizar las dos mantas por remordimiento y dejó una a su lado. Luego al dormirse tuvo el sueño de que una peña gigante cayó sobre el y lo aplastó y solo dejó fuera su cabeza y su brazo derecho cerca de donde había dejado la manta, luego vio al mendigo tiritando de frío, trató de mover su brazo para alcanzar la manta y dársela pero la piedra se lo impedía, porque lo tenía completamente aprisionado. Allí se dio cuenta que ya era tarde, y comprendió una gran lección: Muchas veces se nos presentan oportunidades de ayudar a nuestros hermanos y hacer el bien, pero, si las dejamos pasar, para luego puede ser ya tarde, y por más que queramos arreglarlo, no podremos. Reflexionó que quizá así sería el purgatorio, ver todo el bien que pudimos haber hecho y no lo hicimos, el mal que pudimos dejar se hacer y seguimos haciendo…
Se dio cuenta también de la exigencia del nuevo mandamiento. Antes (según el antiguo testamento) tenía que amar a su prójimo como así mismo y darle una manta, pero ahora tenía que ser capaz de dar la vida por el (¡darle las dos!).
Porque así nos ha amado Jesús, hasta el punto de dar la vida por nosotros, así nos pide que amemos a nuestros hermanos: hasta el punto de dar la vida por ellos. Quizá no dando toda nuestra sangre ahora mismo como él lo hizo, pero si gota a gota, día a día, paso a paso, manta a manta…
La verdad es ésta hermanos, si no vivimos en el amor, no podemos ser verdaderos discípulos de Cristo:
“En esto hemos conocido lo que es amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón,  ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad” 1 Juan 3,16-18
“Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante Él,” 1 Juan 3,20
Aquellos que cumplen verdaderamente su mandamiento, los que creen en El, viven como Él: En el amor:
“Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó.” 1 Juan 3,23
No dejemos que nos suceda como el rico que tenía a Lázaro la puerta de su casa, y nunca le vio. Ser cristiano implica ser sensible a las necesidades y problemas de nuestros hermanos, y estar siempre allí. Y así cuando estemos en presencia del Señor, nos llame por nuestro nombre y nos diga:
Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te  dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” Mateo 25,34-40
Porque todo aquel que cree en Jesús vive en el amor, porque Dios ES AMOR…. 



FUENTE: APOLOGETICACATOLICA.ORG

Felicidades a los Palotinos

      22 de enero - la Solemnidad de San Vicente Pallotti 

                                       !!VIVA LA REINA DE LOS APOSTOLES!!
                                                !!VIVA LA VIRGEN MARIA!!

GRACIAS PADRES PALOTINOS
DE SAN ISIDRO,DON ALEJANDRO,DON JOSE Y DON PEDRO

domingo, 22 de enero de 2012

CAMINATA HOY DOMINGO

Con poco tiempo de antelación, pero con muchas ganas de caminar algo y compartir un buen tiempo que tiene la gente, se ha organizado para hoy una caminata fácil y muy bonita de 1'30 o 2 horas en total por el Malpais de Rasca, q esta por la costa entre el Palmar y las Galletas (municipio de Arona), es todo llano. Hemos puesto como punto de encuentro la gasolinera BP de Guaza a las 4'30 de la tarde, que la encuentras saliendo de la autopista en dirección Las Galletas, como a un kilómetro te encuentras una rotonda que esta al final del pueblo de Guaza, pues junto a la rotonda esta la gasolinera. Cualquier persona que quiera ir y no tenga coche o prefiere ir en otro coche si hay plaza puede decir por aquí mismo desde donde sale y nos organizamos con los coches que hay pues salimos desde diferentes puntos de la isla. Feliz Domingo a todos!!

sábado, 21 de enero de 2012

JUAN PABLO II - PRECIOSO HOMENAJE.

CANCIÓN DEDICADA A LA VIRGEN MARÍA - Jesús Adrian Romero (compositor)

Creer en Jesús. (Parte II)

Creer en Jesús

Parte II

Por José Miguel Arráiz
 Jesús

Así dice el Señor:

“De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna” Juan 6,47  
En el estudio anterior meditábamos estas palabras, donde el Señor nos dice que para tener vida, hay que creer en Él. Estudiamos también que creer en Él implicaba creerle a Él, que se traduce en escuchar su enseñanza a través del estudio de la palabra de Dios bajo el abrigo de la Iglesia.
“Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” Juan 14,23-24
Por eso, creer en Jesús significa aceptarle como Señor supremo de nuestra vida, y que en nuestra vida no se haga nuestra voluntad, sino la suya. Una vez hemos comenzado a hacer esto, somos sus discípulos.
El Testimonio

Así dice el Señor:

“«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos  los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5,13-16

El discípulo de Jesús es la sal de la tierra, porque es quien lleva y transmite el mensaje del Señor al mundo entero. Es luz del mundo, no por él mismo, sino porque transmite la luz que el Señor le ha dado.  Ya decía el Apostol Pablo:
“Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido” 1 Corintios 11,23-24
El cristiano tiene la obligación no solo de guardar la palabra de Dios (estudiarla y practicarla), sino de transmitirla, ya que no se enciende una lámpara, para esconderla debajo de la mesa.
El cristiano debe dar el ejemplo con su conducta, ya que hay algo peor que pecar, ¿Oyeron?, Si, hay algo peor que pecar, y es hacer pecar a los demás. Ya lo decía Jesús a sus discípulos sobre aquellos que den mal ejemplo y sean causa de pecado a otros:
“Dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello  una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos  pequeños.” Lucas 17,1-2
¿Cuántas veces reenviamos a nuestros amigos correos indecentes? ¿Cuántas veces celebramos actitudes que en nuestros hermanos van en contra de la voluntad de Dios? ¿Cuántas veces dejamos de corregir al hermano cuando en frente de nosotros desea la mujer de ajena?. Así como este, hay cientos de casos en que dejamos de ser sal de la tierra y no servimos sino para ser pisoteados.
¿Es que acaso el cristiano puede desentenderse su obligación de ser sal de la tierra?
“A ti, también, hijo de hombre, te he hecho yo centinela de la casa de Israel. Cuando oigas una palabra de mi boca, les advertirás de mi parte. Si yo digo al malvado: «Malvado, vas a morir sin remedio», y tú no le hablas para advertir al malvado que deje su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre yo te pediré cuentas a tiSi por el contrario adviertes al malvado que se convierta de su conducta, y él no se convierte, morirá él debido a su culpa, mientras que tú habrás salvado tu vida.” Ezequiel 33,7-9
Tenemos el deber de advertir del peligro del pecado a nuestros hermanos, y mostrarles con nuestro ejemplo el camino correcto. En ellos quedará ya decidir que camino tomar, pero nunca deben tomar el mal camino sin haber hecho nosotros todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos para evitarlo.
Recuerda: Eres sal de la tierra, eres luz del mundo, eres testimonio!!!!

fuente: apologeticacatolica.org

ORACION EN VERSO

Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas.