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Ágape= Amor Incondicional. El amor que se profesa sin esperar nada a cambio.El Amor de Dios.
lunes, 2 de abril de 2012
REFLEXIÓN: EL REGALO DE LA AMISTAD VERDADERA
miércoles, 28 de marzo de 2012
Nueva Cofradía en Granadilla de Abona
Para todas las personas que le pueda interesar, se ha creado una nueva Cofradía en Granadilla de Abona, que acompañará la imagen del Santo Entierro la noche del Viernes Santo. La Cofradía esta abierta a todas las personas de diferentes lugares que estén interesadas; hoy Miércoles 28 de marzo comenzara la primera charla enfocada a la Cofradía (aunque es una charla cuaresmal provechosa para todos) después de la Eucaristía que tendrá lugar a las 6 y media de la tarde en la parroquia de San Antonio de Padua en Granadilla; mañana Jueves será la segunda charla con el mismo horario; y la tercera y ultima charla será el Viernes a las 6 de la tarde, antes de la Eucaristía donde se impondrán las medallas a los nuevos cofrades, para que también se pueda asistir al pregón de Semana Santa que tendrá lugar en la parroquia de San Isidro Labrador en San Isidro a las 7 y media de la tarde. Acompañemos al Señor en estos santos días, que El se hizo compañía eterna de nuestros corazones! Dios contigo!!
LA VERDAD TE HARA LIBRE!
Breve reflexión de hoy, en esta recta final de la Cuaresma
http://www.youtube.com/watch?v=1ffbXwGvt7k
http://www.youtube.com/watch?v=1ffbXwGvt7k
HUMILDE RESUMEN DEL SEGUNDO RETIRO DEL SEMINARIO DE CRECIMIENTO EN EL ESPÍRITU (EN LAS ISLAS CANARIAS, AÑO 2012)
Paz y Bien para todos ustedes que me estén leyendo! Y que el Señor multiplique sus Bendiciones también para las personas que están alrededor de ustedes! Así creo firmemente que lo hará, pues conociéndolo un poquito sé que no es experto en matemáticas, es decir, no se le dan nada bien las restas ni divisiones, pero sí que es maravillosamente increíble con las sumas y las multiplicaciones.
Animado por una hermana de una isla hermana, que no pudo venir a este retiro y me pidió que si al final no podía venir le contara todo lo que pudiera del retiro, pues con mis grandes limitaciones intentaré hacer aquí un humilde resumen de lo benditamente acontecido.
Comenzamos el pasado sábado 24 de marzo a las 10 de la mañana, y en medio de la alabanza el Señor nos dio una Palabra totalmente en sintonía con este tiempo en el que estamos de Cuaresma:
“<>
Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahvé, vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, lento a la cólera, rico en amor, y se retracta de las amenazas.
¡Quién sabe si volverá y se compadecerá, y dejará a su paso bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios!
¡Tocad la trompeta en Sión, promulgad el ayuno, convocad la asamblea, congregad al pueblo, purificad la comunidad, reunid a los ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho!
Que salga el esposo de su alcoba y la esposa de su lecho.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahvé, y digan: <<¡Perdona, Yahvé, a tu pueblo, y no entregues tu heredad a la deshonra y a la burla de las naciones!
Que no se diga entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?>>”
(Libro de Joel 2, 12-17)
Bendito Dios! Porque es Bueno y nos Ama, Dios está dentro de cada uno de nosotros, de todos; como se nos dijo en el retiro, desde el momento en que se une el espermatozoide con el óvulo ya tenemos como si fueran tres gotitas de Dios por dentro, creyentes y no creyentes, bautizados y no bautizados, pero esas gotitas quieren crecer más y más, para tener una vida más plena, es decir, una vida más divina. Ya les estoy contando cosas que se nos dijeron en la primera enseñanza del predicador carismático, nuestro hermano Ignacio, que es médico, actualmente trabaja en un Hospital de Tenerife, y, sobre todo, es un fiel siervo de la Palabra del Señor. Recuerdo cómo en el primer retiro de este seminario nos contaba que él ha visto sanaciones incluso físicas de pacientes tras haber, simplemente, recibido el sacramento de la confesión. Pues el título de la primera enseñanza fue: Las tres dimensiones del hombre: cuerpo, alma y espíritu. Lo primero que hicimos fue hacer un resumen de lo que habíamos hablado el fin de semana del primer retiro, donde hablamos del Amor de Dios, de que Jesús es Señor, del avivamiento de los grupos de oración, de los dones y carismas del Espíritu Santo y concretamente del don de orar en lenguas. Y volvimos a repetir que ¡Dios está en el negocio de la vida! Un perrito manso y callejero no le hace daño a nadie, nosotros podemos ser como esos perritos mansos o callejeros, que tampoco le hacemos daño a nadie, pero tampoco llevamos una vida plena, y Dios vino a esta tierra para darnos Vida en plenitud, en abundancia! En esta primera enseñanza hablamos de que el hombre es un espíritu encarnado:
El cuerpo es materia temporal y corruptible.
El alma es de naturaleza espiritual, es lo que soy yo realmente, es mi “yo” más profundo. Aquí radican la inteligencia, la voluntad y la libertad del hombre. La unión del cuerpo y del alma es íntima y perfecta. Se separan sólo cuando muere el cuerpo.
El espíritu es el soplo de vida que procede de Dios, y que permanece en mí haciendo posible la existencia del cuerpo, la existencia del alma, y su unión. Es la presencia de Dios (Espíritu Santo) en cada persona humana.
Nuestra Madre María entendió muy bien todo esto cuando exclamó: “Y dijo María: Alaba mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Evangelio de Lucas 1, 26)
La segunda enseñanza se tituló: Los frutos del Espíritu Santo. Se hizo una distinción muy comprensible entre dones y carismas (que significan lo mismo) y frutos del Espíritu Santo. Los carismas (en la Renovación preferimos más llamarlos así en vez de dones) son capacidades que da el Señor a cada persona para que las use en servicio de los demás (por ejemplo el carisma de la interseción por los demás, el carisma de la acogida, el carisma de la predicación, el carisma de la música, el carisma de la profecía, etc); y los frutos del Espíritu Santo son huellas de que el Señor ha pasado por nosotros y ha obrado en nosotros, son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce, aunque pueden ser muchos más: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Una verdad que se nos dijo y que me llegó mucho fue que nunca salimos igual después de que el Espíritu Santo obre en nosotros , y puede obrar a través de la oración, de los sacramentos, etc; es como cuando el alfarero mete el dedo en una pieza de barro que tiene en el torno y le saca un agarradero al jarrón u otro por el otro lado, es decir, que la cambia. Las lecturas bíblicas de donde se saca esta enseñanza son: Evangelio de Mateo 7, 20; 5, 43-48; Carta a los Gálatas 5, 19-26 y Evangelio de Mateo 5, 48.
Luego, y qué momento más oportuno, tuvimos una exposición al Santísimo, en la que se nos regaló una presencia bellísima del Señor, donde Él nos siguió moldeando, y como todos los cambios que hace el Señor siempre siempre son a mejor, bendito Dios! A mí también me sobrecogieron los descansos en el Espíritu que regaló el Señor a diferentes hermanos. Para no extenderme mucho, si quieren conocer más sobre lo que son descansos en el Espíritu, les dejo aquí un enlace con una buena explicación:
http://hermano-jose.blogspot.com.uk/2009/01/qu-es-el-descanso-en-el-espritu.html
Por la tarde tuvimos una preciosa enseñanza y muy profunda titulada: Tus derechos en Cristo. Y el predicador la resumió con un cuento que se inventó San Francisco de Asís para contarle a sus frailes y explicarles esta enseñanza. El cuento trata de una madre que vivía en un pueblito muy muy pobre, y que un día mandó a sus hijos al palacio del rey, diciéndoles que el Rey era el padre de ellos; cuando llegaron al palacio el rey confirmó con unas cuantas preguntas que eran sus hijos y los atendió como tal, y les dijo que siempre que tuvieran alguna necesidad tenían las puertas del palacio abiertas para que acudieran a él. Así entendemos que las puertas del cielo se nos han sido abiertas a través de Cristo, el cual ha justificado todas nuestras pobrezas, y nosotros podemos acercarnos al trono de la gracia cada vez que queramos con la confianza de hijos del Padre. La justificación es la obra más excelente del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús y concedido por el Espíritu Santo. San Agustín afirma que “la justificación de la persona es una obra más grande que la creación del cielo y de la tierra”, porque “el cielo y la tierra pasarán, mientras la salvación y la justificación de los elegidos permanecerán”. Como también se nos dice en el Evangelio “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida en abundancia”.
Seguimos avanzando y llegamos a la mañana del Domingo, y tengo que dar las gracias a Dios también en este punto, porque no es que lo creamos sino que lo sabemos, que hay alguien muy interesado en que no tengamos un encuentro con el Señor, y ese alguien es el Enemigo, que es un ser personal, pero gracias a Dios, luego de tantos inconvenientes y obstáculos, pudimos llegar al lugar del retiro, bendito sea su Nombre!!
La cuarta enseñanza se titulaba: La autoridad del Creyente.
Toda forma de Autoridad tiene su origen en Dios (Libro de Sabiduría 6, 1-11). Dios creó al hombre y le dio autoridad para que dominase la creación y sus criaturas (para que las dominase bien, no para que las esconchase (palabra canaria que significaría “estropease”). De hecho Adán tenía una relación íntima con Dios, ambos caminaban y dialogaban juntos en el paraíso.
Cuando Adán y Eva aceptaron la palabra de Satanás y pecaron, cometieron un acto de alta traición contra Dios. Este grave acto significó la entrega de Adán a Satanás, de todo lo que legalmente le correspondía. De esta manera Satanás se convierte en el dios de este mundo (Evangelio de Juan 12, 31).
Debido a que Dios es justo, y que Satanás había conseguido hacerse con la autoridad del hombre de una manera legal, Dios preparó un plan para restablecer la autoridad del hombre. Esa autoridad debía ser ganada por otro hombre, su nombre es Jesús, Dios encarnado nacido de una mujer (María). Al nacer a través del vientre de una mujer Jesús tenía legitimidad legal para operar en la tierra. Es así como se inicia el plan para la Redención de la humanidad.
Aquí vemos cómo María colaboró tanto con la gracia de Dios que ésta se hizo carne dentro de ella! Y esto está muy en relación de una frase de San Francisco de Asís que se nos repitió bastante en el retiro, en la que nos dice que la Gracia está muchas veces en relación proporcional a nuestro esfuerzo; esto no quiere decir que la Bendición o Gracia del Señor dependa de nuestro esfuerzo personal, pues ciertamente no es así, porque todo es un regalo de Dios, pero sí que aceptar ese Regalo conlleva un esfuerzo, como le costó también a nuestra Madre María, es, por tanto, el esfuerzo de aceptarlo, de decir “Hágase”; y por eso vemos a personas que avanzan con pasos agigantados en el camino de la santidad y otras que nos quedamos más apocaditos. Estamos en una batalla espiritual, con la fundamental asistencia del Espíritu Santo, pero hay que estar con la mente puesta en que la batalla ya está ganada, pues la Victoria ya nos la dio y nos la da el Señor. Nosotros tan solo nos toca la pequeña colaboración de aceptar esa Victoria o Gracia, porque Dios respeta totalmente nuestra libertad. Por eso, también, la Iglesia siempre estará en contra de las faltas de libertades como las dictaduras, las penas de muerte, etc.
Aquí les escribo un apunte que tomé de una frase que me llegó, del papa Pío XII: Hay que humanizar lo salvaje, para luego divinizar lo humano.
Al principio, relacionándolo con las dificultades que tuvimos para llegar el Domingo al retiro, les escribía que el Enemigo, Satanás, es un ser personal, al igual que todos sus demonios son seres personales. El papa Pablo VI, a mediados del siglo pasado, dijo claramente que el mayor logro de Satanás en nuestra época es hacer creer a la gente que no existe.
Y el santo padre Pío de Pieltrecina, cercano con nosotros también en el tiempo, ante un señor que se le acercó diciéndole que él no creía en Satanás, que lo del infierno eran todo cuentos, el Santo Padre Pío, con la tranquilidad que le caracterizaba, le dijo: Cuando llegues creerás.
El Señor es el que nos da Autoridad para enfrentarnos y salir victoriosos de todas las fuerzas del Mal o del Maligno.
También se nos dijo en el retiro que la clave para recibir la autoridad está en la obediencia (“el que quiera ser el primero debe hacerse el último”), y que la clave para ejercer la autoridad está en la humildad (“Jesús respondió: si no te lavo los pies, no tienes parte conmigo”). Y tenemos muchos ejemplos de que cuando más humilde se hace algo tanto más se extiende; un precioso ejemplo lo tenemos en los humildes inicios de la obra de caridad de la Madre Teresa de Calcuta.
La segunda enseñanza de la mañana del Domingo, que era la quinta y última de este retiro, se titulaba: La armadura espiritual. La verdad es que se nos pasó todo el fin de semana volando, Gloria al Señor, y estábamos todos que no queríamos perder palabra hasta el final.
En esta enseñanza tomamos los primeros 6 capítulos de la Carta a los Efesios de San Pablo, donde hace una muy provechosa comparación entre la armadura de un soldado romano de la época y la armadura espiritual. El Cinturón de la Verdad: porque Cristo es el centro de tu vida; Cristo es la Verdad. La Coraza de la Justicia de Dios: para proteger tu corazón; porque tu relación con Dios es de corazón a corazón. Calzados con el celo por el Evangelio: permite afrontar de inmediato cualquier situación inesperada; los calzados soldados romanos eran tan ligeros para que pudieras dormir con ellos y salir corriendo en cualquier momento, así como eran capaces de hacer que pisaran por diferentes tipos de terrenos. El Escudo de la Fe: protege de las flechas que lanza el enemigo contra tu fe. El Yelmo de la Salvación: protege los pensamientos; todo pecado comienza con un pensamiento, tú no robas nada si primero no lo pensaste, tú no dices una mentira si primero no lo pensaste, etc; el campo de batalla de Satanás es la mente humana; por eso, las ideas tenemos que aprender a controlarlas. Y la Espada de la Palabra de Dios: para afrontar la vida e ir siempre hacia adelante.
Aunque veamos que estamos en una sociedad en la que no es fácil anunciar a Cristo ni su Evangelio, no debemos olvidar que si Él nos mandó a anunciarlo es que el mundo lo necesita.
El Diablo se disfraza de varias maneras; se disfraza de buenas maneras, de prudencia, de sensibilidad, de respeto por las otras culturas, de respeto a la libertad, etc. Un testimonio que ejemplifica esto bien es el de un sacerdote al que invitaron a una comida y el anfitrión le pidió que bendijera los alimentos, dando gracias y tal, pero sin decir la palabra Jesús, pues había a la mesa personas de diferentes religiones y el anfitrión no quería herir sus sensibilidades; pues resulta que este sacerdote hizo la bendición y él creo que nunca había nombrado tanto la palabra Jesús en una bendición, y al final se le acercó el anfitrión emocionado a agradecerle por la bendición que había hecho. Otro ejemplo es el de un sacerdote franciscano que estaba dando catequesis de primera Comunión, y una madre se le dirigió para pedirle que le hablara a su hijo de lo que quisiera pero que no se le ocurriera hablarle de Cristo crucificado y muerto en cruz; y el sacerdote le respondió que él tenía que enseñarles a los niños lo grande que es el Amor de Dios por el mundo y, por tanto, hasta qué extremo nos amó. Tenemos que decir: Hermano, yo respeto tu cultura, pero Jesús me dijo que llevara su Palabra a todas las culturas! Y por tanto, respetar las culturas o respetar al otro no es igual a quedarnos calladitos; estamos llamados a anunciar a Jesucristo, su plenitud, a compartir nuestro Bien, nuestro Tesoro que se nos ha regalado, la Verdad de Jesucristo, y luego dejar al hermano libre de hacer con este Anuncio lo que quiera, pero nosotros sí debemos anunciárselo.
En el libro de Tobías 3, 8a se nos dice: “porque había sido dada en matrimonio a siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella como esposa”. Aquí vemos como la estrategia de Satanás es muchas veces contra las familias, porque él sabe que así puede iniciar fácilmente su plan de destrucción del hombre. Y al venir la Autoridad de Dios, el Enemigo no quiere esa autoridad, por eso vemos hoy en día cómo el Enemigo lo que trata es de quitar a los padres la autoridad con sus hijos; y podemos ver programas de televisión donde las grandes soluciones que proponen los psicólogos a los padres para mejorar los problemas familiares no son sino muchas veces pasos para que recuperen la autoridad como padres. También vemos como, hoy en día, cuando un profesor tiene un problema con un alumno, luego va el padre a discutir con el profesor y así le quita la autoridad al profesor, autoridad que el padre tampoco tiene ya con su hijo, quedando así el niño en un vacío de autoridad, con las malas consecuencias que ello va a causar. Por esto que estamos hablando, y como estamos en una batalla espiritual, la defensa de la familia siempre es un pilar en la táctica de la Iglesia.
Otro invento, que si no es del Enemigo seguro que está contento con él, es que la Ciencia está reñida con la Fe. La genética se descubrió en el huerto de un convento, la astrología se desarrollaba en los techos de las catedrales, etc, etc, etc.
Y para concluír con esta enseñanza decir, o recordar, que la Palabra de Dios es necesaria para que la gente sea libre!
Todas estas enseñanzas estuvieron acompañadas al final de cada una por preguntas de los hermanos, dudas, reflexiones y fuertes testimonios también.
Finalizamos con la Eucaristía, que fue otra gran Bendición más y Grande, porque al Señor no se le acaban y no para de sorprenderte. Y todo esto en medio de mucha sencillez, pues el Señor trabaja así para que se note que es Él quien lo hace, y así eligió al pequeño pueblo de Israel, y así eligió hacerse hombre en un establo entre animales y en medio de una familia pobre. El próximo retiro de este Seminario de Crecimiento en el Espíritu será el fin de semana del 28 y 29 de Abril, donde hablaremos, entre otras cosas, de la Evangelización y del puesto de nuestra Madre María concretamente en la Renovación Carismática.
Gloria a Dios!! Aleluya!!!
Animado por una hermana de una isla hermana, que no pudo venir a este retiro y me pidió que si al final no podía venir le contara todo lo que pudiera del retiro, pues con mis grandes limitaciones intentaré hacer aquí un humilde resumen de lo benditamente acontecido.
Comenzamos el pasado sábado 24 de marzo a las 10 de la mañana, y en medio de la alabanza el Señor nos dio una Palabra totalmente en sintonía con este tiempo en el que estamos de Cuaresma:
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Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahvé, vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, lento a la cólera, rico en amor, y se retracta de las amenazas.
¡Quién sabe si volverá y se compadecerá, y dejará a su paso bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios!
¡Tocad la trompeta en Sión, promulgad el ayuno, convocad la asamblea, congregad al pueblo, purificad la comunidad, reunid a los ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho!
Que salga el esposo de su alcoba y la esposa de su lecho.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahvé, y digan: <<¡Perdona, Yahvé, a tu pueblo, y no entregues tu heredad a la deshonra y a la burla de las naciones!
Que no se diga entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?>>”
(Libro de Joel 2, 12-17)
Bendito Dios! Porque es Bueno y nos Ama, Dios está dentro de cada uno de nosotros, de todos; como se nos dijo en el retiro, desde el momento en que se une el espermatozoide con el óvulo ya tenemos como si fueran tres gotitas de Dios por dentro, creyentes y no creyentes, bautizados y no bautizados, pero esas gotitas quieren crecer más y más, para tener una vida más plena, es decir, una vida más divina. Ya les estoy contando cosas que se nos dijeron en la primera enseñanza del predicador carismático, nuestro hermano Ignacio, que es médico, actualmente trabaja en un Hospital de Tenerife, y, sobre todo, es un fiel siervo de la Palabra del Señor. Recuerdo cómo en el primer retiro de este seminario nos contaba que él ha visto sanaciones incluso físicas de pacientes tras haber, simplemente, recibido el sacramento de la confesión. Pues el título de la primera enseñanza fue: Las tres dimensiones del hombre: cuerpo, alma y espíritu. Lo primero que hicimos fue hacer un resumen de lo que habíamos hablado el fin de semana del primer retiro, donde hablamos del Amor de Dios, de que Jesús es Señor, del avivamiento de los grupos de oración, de los dones y carismas del Espíritu Santo y concretamente del don de orar en lenguas. Y volvimos a repetir que ¡Dios está en el negocio de la vida! Un perrito manso y callejero no le hace daño a nadie, nosotros podemos ser como esos perritos mansos o callejeros, que tampoco le hacemos daño a nadie, pero tampoco llevamos una vida plena, y Dios vino a esta tierra para darnos Vida en plenitud, en abundancia! En esta primera enseñanza hablamos de que el hombre es un espíritu encarnado:
El cuerpo es materia temporal y corruptible.
El alma es de naturaleza espiritual, es lo que soy yo realmente, es mi “yo” más profundo. Aquí radican la inteligencia, la voluntad y la libertad del hombre. La unión del cuerpo y del alma es íntima y perfecta. Se separan sólo cuando muere el cuerpo.
El espíritu es el soplo de vida que procede de Dios, y que permanece en mí haciendo posible la existencia del cuerpo, la existencia del alma, y su unión. Es la presencia de Dios (Espíritu Santo) en cada persona humana.
Nuestra Madre María entendió muy bien todo esto cuando exclamó: “Y dijo María: Alaba mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Evangelio de Lucas 1, 26)
La segunda enseñanza se tituló: Los frutos del Espíritu Santo. Se hizo una distinción muy comprensible entre dones y carismas (que significan lo mismo) y frutos del Espíritu Santo. Los carismas (en la Renovación preferimos más llamarlos así en vez de dones) son capacidades que da el Señor a cada persona para que las use en servicio de los demás (por ejemplo el carisma de la interseción por los demás, el carisma de la acogida, el carisma de la predicación, el carisma de la música, el carisma de la profecía, etc); y los frutos del Espíritu Santo son huellas de que el Señor ha pasado por nosotros y ha obrado en nosotros, son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce, aunque pueden ser muchos más: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Una verdad que se nos dijo y que me llegó mucho fue que nunca salimos igual después de que el Espíritu Santo obre en nosotros , y puede obrar a través de la oración, de los sacramentos, etc; es como cuando el alfarero mete el dedo en una pieza de barro que tiene en el torno y le saca un agarradero al jarrón u otro por el otro lado, es decir, que la cambia. Las lecturas bíblicas de donde se saca esta enseñanza son: Evangelio de Mateo 7, 20; 5, 43-48; Carta a los Gálatas 5, 19-26 y Evangelio de Mateo 5, 48.
Luego, y qué momento más oportuno, tuvimos una exposición al Santísimo, en la que se nos regaló una presencia bellísima del Señor, donde Él nos siguió moldeando, y como todos los cambios que hace el Señor siempre siempre son a mejor, bendito Dios! A mí también me sobrecogieron los descansos en el Espíritu que regaló el Señor a diferentes hermanos. Para no extenderme mucho, si quieren conocer más sobre lo que son descansos en el Espíritu, les dejo aquí un enlace con una buena explicación:
http://hermano-jose.blogspot.com.uk/2009/01/qu-es-el-descanso-en-el-espritu.html
Por la tarde tuvimos una preciosa enseñanza y muy profunda titulada: Tus derechos en Cristo. Y el predicador la resumió con un cuento que se inventó San Francisco de Asís para contarle a sus frailes y explicarles esta enseñanza. El cuento trata de una madre que vivía en un pueblito muy muy pobre, y que un día mandó a sus hijos al palacio del rey, diciéndoles que el Rey era el padre de ellos; cuando llegaron al palacio el rey confirmó con unas cuantas preguntas que eran sus hijos y los atendió como tal, y les dijo que siempre que tuvieran alguna necesidad tenían las puertas del palacio abiertas para que acudieran a él. Así entendemos que las puertas del cielo se nos han sido abiertas a través de Cristo, el cual ha justificado todas nuestras pobrezas, y nosotros podemos acercarnos al trono de la gracia cada vez que queramos con la confianza de hijos del Padre. La justificación es la obra más excelente del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús y concedido por el Espíritu Santo. San Agustín afirma que “la justificación de la persona es una obra más grande que la creación del cielo y de la tierra”, porque “el cielo y la tierra pasarán, mientras la salvación y la justificación de los elegidos permanecerán”. Como también se nos dice en el Evangelio “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida en abundancia”.
Seguimos avanzando y llegamos a la mañana del Domingo, y tengo que dar las gracias a Dios también en este punto, porque no es que lo creamos sino que lo sabemos, que hay alguien muy interesado en que no tengamos un encuentro con el Señor, y ese alguien es el Enemigo, que es un ser personal, pero gracias a Dios, luego de tantos inconvenientes y obstáculos, pudimos llegar al lugar del retiro, bendito sea su Nombre!!
La cuarta enseñanza se titulaba: La autoridad del Creyente.
Toda forma de Autoridad tiene su origen en Dios (Libro de Sabiduría 6, 1-11). Dios creó al hombre y le dio autoridad para que dominase la creación y sus criaturas (para que las dominase bien, no para que las esconchase (palabra canaria que significaría “estropease”). De hecho Adán tenía una relación íntima con Dios, ambos caminaban y dialogaban juntos en el paraíso.
Cuando Adán y Eva aceptaron la palabra de Satanás y pecaron, cometieron un acto de alta traición contra Dios. Este grave acto significó la entrega de Adán a Satanás, de todo lo que legalmente le correspondía. De esta manera Satanás se convierte en el dios de este mundo (Evangelio de Juan 12, 31).
Debido a que Dios es justo, y que Satanás había conseguido hacerse con la autoridad del hombre de una manera legal, Dios preparó un plan para restablecer la autoridad del hombre. Esa autoridad debía ser ganada por otro hombre, su nombre es Jesús, Dios encarnado nacido de una mujer (María). Al nacer a través del vientre de una mujer Jesús tenía legitimidad legal para operar en la tierra. Es así como se inicia el plan para la Redención de la humanidad.
Aquí vemos cómo María colaboró tanto con la gracia de Dios que ésta se hizo carne dentro de ella! Y esto está muy en relación de una frase de San Francisco de Asís que se nos repitió bastante en el retiro, en la que nos dice que la Gracia está muchas veces en relación proporcional a nuestro esfuerzo; esto no quiere decir que la Bendición o Gracia del Señor dependa de nuestro esfuerzo personal, pues ciertamente no es así, porque todo es un regalo de Dios, pero sí que aceptar ese Regalo conlleva un esfuerzo, como le costó también a nuestra Madre María, es, por tanto, el esfuerzo de aceptarlo, de decir “Hágase”; y por eso vemos a personas que avanzan con pasos agigantados en el camino de la santidad y otras que nos quedamos más apocaditos. Estamos en una batalla espiritual, con la fundamental asistencia del Espíritu Santo, pero hay que estar con la mente puesta en que la batalla ya está ganada, pues la Victoria ya nos la dio y nos la da el Señor. Nosotros tan solo nos toca la pequeña colaboración de aceptar esa Victoria o Gracia, porque Dios respeta totalmente nuestra libertad. Por eso, también, la Iglesia siempre estará en contra de las faltas de libertades como las dictaduras, las penas de muerte, etc.
Aquí les escribo un apunte que tomé de una frase que me llegó, del papa Pío XII: Hay que humanizar lo salvaje, para luego divinizar lo humano.
Al principio, relacionándolo con las dificultades que tuvimos para llegar el Domingo al retiro, les escribía que el Enemigo, Satanás, es un ser personal, al igual que todos sus demonios son seres personales. El papa Pablo VI, a mediados del siglo pasado, dijo claramente que el mayor logro de Satanás en nuestra época es hacer creer a la gente que no existe.
Y el santo padre Pío de Pieltrecina, cercano con nosotros también en el tiempo, ante un señor que se le acercó diciéndole que él no creía en Satanás, que lo del infierno eran todo cuentos, el Santo Padre Pío, con la tranquilidad que le caracterizaba, le dijo: Cuando llegues creerás.
El Señor es el que nos da Autoridad para enfrentarnos y salir victoriosos de todas las fuerzas del Mal o del Maligno.
También se nos dijo en el retiro que la clave para recibir la autoridad está en la obediencia (“el que quiera ser el primero debe hacerse el último”), y que la clave para ejercer la autoridad está en la humildad (“Jesús respondió: si no te lavo los pies, no tienes parte conmigo”). Y tenemos muchos ejemplos de que cuando más humilde se hace algo tanto más se extiende; un precioso ejemplo lo tenemos en los humildes inicios de la obra de caridad de la Madre Teresa de Calcuta.
La segunda enseñanza de la mañana del Domingo, que era la quinta y última de este retiro, se titulaba: La armadura espiritual. La verdad es que se nos pasó todo el fin de semana volando, Gloria al Señor, y estábamos todos que no queríamos perder palabra hasta el final.
En esta enseñanza tomamos los primeros 6 capítulos de la Carta a los Efesios de San Pablo, donde hace una muy provechosa comparación entre la armadura de un soldado romano de la época y la armadura espiritual. El Cinturón de la Verdad: porque Cristo es el centro de tu vida; Cristo es la Verdad. La Coraza de la Justicia de Dios: para proteger tu corazón; porque tu relación con Dios es de corazón a corazón. Calzados con el celo por el Evangelio: permite afrontar de inmediato cualquier situación inesperada; los calzados soldados romanos eran tan ligeros para que pudieras dormir con ellos y salir corriendo en cualquier momento, así como eran capaces de hacer que pisaran por diferentes tipos de terrenos. El Escudo de la Fe: protege de las flechas que lanza el enemigo contra tu fe. El Yelmo de la Salvación: protege los pensamientos; todo pecado comienza con un pensamiento, tú no robas nada si primero no lo pensaste, tú no dices una mentira si primero no lo pensaste, etc; el campo de batalla de Satanás es la mente humana; por eso, las ideas tenemos que aprender a controlarlas. Y la Espada de la Palabra de Dios: para afrontar la vida e ir siempre hacia adelante.
Aunque veamos que estamos en una sociedad en la que no es fácil anunciar a Cristo ni su Evangelio, no debemos olvidar que si Él nos mandó a anunciarlo es que el mundo lo necesita.
El Diablo se disfraza de varias maneras; se disfraza de buenas maneras, de prudencia, de sensibilidad, de respeto por las otras culturas, de respeto a la libertad, etc. Un testimonio que ejemplifica esto bien es el de un sacerdote al que invitaron a una comida y el anfitrión le pidió que bendijera los alimentos, dando gracias y tal, pero sin decir la palabra Jesús, pues había a la mesa personas de diferentes religiones y el anfitrión no quería herir sus sensibilidades; pues resulta que este sacerdote hizo la bendición y él creo que nunca había nombrado tanto la palabra Jesús en una bendición, y al final se le acercó el anfitrión emocionado a agradecerle por la bendición que había hecho. Otro ejemplo es el de un sacerdote franciscano que estaba dando catequesis de primera Comunión, y una madre se le dirigió para pedirle que le hablara a su hijo de lo que quisiera pero que no se le ocurriera hablarle de Cristo crucificado y muerto en cruz; y el sacerdote le respondió que él tenía que enseñarles a los niños lo grande que es el Amor de Dios por el mundo y, por tanto, hasta qué extremo nos amó. Tenemos que decir: Hermano, yo respeto tu cultura, pero Jesús me dijo que llevara su Palabra a todas las culturas! Y por tanto, respetar las culturas o respetar al otro no es igual a quedarnos calladitos; estamos llamados a anunciar a Jesucristo, su plenitud, a compartir nuestro Bien, nuestro Tesoro que se nos ha regalado, la Verdad de Jesucristo, y luego dejar al hermano libre de hacer con este Anuncio lo que quiera, pero nosotros sí debemos anunciárselo.
En el libro de Tobías 3, 8a se nos dice: “porque había sido dada en matrimonio a siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella como esposa”. Aquí vemos como la estrategia de Satanás es muchas veces contra las familias, porque él sabe que así puede iniciar fácilmente su plan de destrucción del hombre. Y al venir la Autoridad de Dios, el Enemigo no quiere esa autoridad, por eso vemos hoy en día cómo el Enemigo lo que trata es de quitar a los padres la autoridad con sus hijos; y podemos ver programas de televisión donde las grandes soluciones que proponen los psicólogos a los padres para mejorar los problemas familiares no son sino muchas veces pasos para que recuperen la autoridad como padres. También vemos como, hoy en día, cuando un profesor tiene un problema con un alumno, luego va el padre a discutir con el profesor y así le quita la autoridad al profesor, autoridad que el padre tampoco tiene ya con su hijo, quedando así el niño en un vacío de autoridad, con las malas consecuencias que ello va a causar. Por esto que estamos hablando, y como estamos en una batalla espiritual, la defensa de la familia siempre es un pilar en la táctica de la Iglesia.
Otro invento, que si no es del Enemigo seguro que está contento con él, es que la Ciencia está reñida con la Fe. La genética se descubrió en el huerto de un convento, la astrología se desarrollaba en los techos de las catedrales, etc, etc, etc.
Y para concluír con esta enseñanza decir, o recordar, que la Palabra de Dios es necesaria para que la gente sea libre!
Todas estas enseñanzas estuvieron acompañadas al final de cada una por preguntas de los hermanos, dudas, reflexiones y fuertes testimonios también.
Finalizamos con la Eucaristía, que fue otra gran Bendición más y Grande, porque al Señor no se le acaban y no para de sorprenderte. Y todo esto en medio de mucha sencillez, pues el Señor trabaja así para que se note que es Él quien lo hace, y así eligió al pequeño pueblo de Israel, y así eligió hacerse hombre en un establo entre animales y en medio de una familia pobre. El próximo retiro de este Seminario de Crecimiento en el Espíritu será el fin de semana del 28 y 29 de Abril, donde hablaremos, entre otras cosas, de la Evangelización y del puesto de nuestra Madre María concretamente en la Renovación Carismática.
Gloria a Dios!! Aleluya!!!
ORACION DE SANACIÓN INTERIOR-PADRE EMILIANO TARDIFF
ORACION DE SANACIÓN INTERIOR-PADRE EMILIANO TARDIFF
Padre de bondad, Padre de amor te bendigo y te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a tu hijo Jesús,
gracias Padre porque a la luz del Espíritu
comprendemos que Jesús es la luz, la verdad y el buen pastor
que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Hoy, padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida. Tu conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia, Tu conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tu conoces mis limitaciones, errores y mi pecado conoces los traumas y complejos de mi vida.
Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mi, para que el calor de tu amor sanador penetre en lo más íntimo de mi corazón. Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sáname aquí y ahora de mi alma mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en mi Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo.
Tu que apareciste en medio de ellos y les dijiste: “Paz a vosotros ” Entra en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor, Sabemos que el amor hecha fuera el temor. Pasa por mi vida y sana mi corazón. Sabemos, Señor Jesús, que tu lo haces siempre que te lo pedimos y te lo estoy pidiendo con María, mi madre, la que estaba en las bodas de Cana cuando no había vino y tu respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Cambia mi corazón y dame un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Has brotar en mi los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría. haz que venga sobre mi el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.
Te doy gracias Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida. Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas, porque tú me liberas, porque tu rompes las cadenas y me das libertad. Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios. Te doy gracias Espíritu Santo por la Fé, gracias por el Amor que has puesto en mi corazón, ¡qué grande eres Señor Dios Trino y Uno! Bendito y alabado seas, Señor.
Padre de bondad, Padre de amor te bendigo y te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a tu hijo Jesús,
gracias Padre porque a la luz del Espíritu
comprendemos que Jesús es la luz, la verdad y el buen pastor
que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.
Hoy, padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida. Tu conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia, Tu conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tu conoces mis limitaciones, errores y mi pecado conoces los traumas y complejos de mi vida.
Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mi, para que el calor de tu amor sanador penetre en lo más íntimo de mi corazón. Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas sáname aquí y ahora de mi alma mi mente, mi memoria y todo mi interior. Entra en mi Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo.
Tu que apareciste en medio de ellos y les dijiste: “Paz a vosotros ” Entra en mi corazón y dame tu paz. Lléname de amor, Sabemos que el amor hecha fuera el temor. Pasa por mi vida y sana mi corazón. Sabemos, Señor Jesús, que tu lo haces siempre que te lo pedimos y te lo estoy pidiendo con María, mi madre, la que estaba en las bodas de Cana cuando no había vino y tu respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Cambia mi corazón y dame un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo. Has brotar en mi los frutos de tu presencia. Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría. haz que venga sobre mi el Espíritu de las bienaventuranzas, para que pueda saborear y buscar a Dios cada día, viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás, junto a mi familia, junto a mis hermanos.
Te doy gracias Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida. Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas, porque tú me liberas, porque tu rompes las cadenas y me das libertad. Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la casa de Dios. Te doy gracias Espíritu Santo por la Fé, gracias por el Amor que has puesto en mi corazón, ¡qué grande eres Señor Dios Trino y Uno! Bendito y alabado seas, Señor.
REFLEXIÓN: EL MILAGRO DEL AMOR DE DIOS
El milagro del amor de Dios | |
Cada día admírate de tantas cosas que tal vez te has acostumbrado, y forman parte del milagro que es la vida y que eres tú. | |
Los milagros forman parte de nuestra vida cotidiana; cada uno de nosotros es un milagro; la vida es un milagro, la salud es un milagro, poder ver, cantar, reír, soñar. Vivimos en medio de un milagro, y tal vez nunca lo hemos valorado. Cada día asómbrate, admírate de tantas cosas con la cuales convives y tal vez te has acostumbrado, todas ellas forman parte de este milagro que es la vida y que eres tú, no dejes de compartirlas con los demás. Como cualquier madre, cuando Karen supo que un nuevo bebé venía en camino hizo todo lo posible para ayudar a su otro hijo, Michael, de tres años de edad, para prepararse para la llegada del bebé. Los exámenes mostraron que era una niñita, y todos los días Michael cantaba cerca de la barriga de su madre. Él ya amaba a su hermanita antes de nacer. El embarazo se desenvolvió normalmente. En el tiempo programado, vinieron las contracciones. Primero, cada cinco minutos; después cada tres; luego, a cada minuto una contracción. Mas de pronto, surgieron algunas complicaciones y el trabajo de parto de Karen demoró horas, todos discutían la necesidad probable de hacer una cesárea, hasta que al fin, después de mucho tiempo, la hermanita de Michael nació. Con la sirena al máximo, la ambulancia llevó a la recién nacida a terapia intensiva neonatal del Hospital de Saint Mary. Los días pasaban... y la pequeñita empeoraba. El médico les dijo a sus padres: Prepárense para lo peor. Hay pocas esperanzas. Karen y su marido comenzaron entonces, los preparativos para el funeral. Algunos días antes ellos estaban arreglando el cuarto para esperar al nuevo bebé, hoy... los planes eran otros. Mientras esto sucedía, Michael, todos los días, pedía a sus padres que lo llevasen para conocer a su hermanita: "Yo quiero cantar para ella", les decía. La segunda semana de terapia intensiva llegó, y se esperaba que el bebé no sobreviviese hasta el final de ésta. Michael continuaba insistiendo con sus padres para que lo dejasen cantar para su hermana, pero los niños no eran permitidos en terapia intensiva. Entonces, Karen se decidió. Ella llevaría a Michael al hospital de cualquier manera. Él no había visto a su hermana y, si no fuese hoy, tal vez mañana ya no la vería con vida. Ella vistió a Michael con una ropa un poco mayor, para disfrazar su edad, y se dirigió rumbo al hospital. La enfermera no permitió que el pequeño entrase y exigió que ella lo retirara de ahí. Pero Karen insistió "¡Él no se irá hasta que no vea a su hermanita!". Ella llevó a Michael hasta la incubadora. Él miró para aquella pequeña personita que perdía su batalla por la vida. Después de algunos segundos mirándola, él comenzó a cantar con su voz pequeñita: "Tú eres mi sol, y mi único sol. Tú me haces feliz aún cuando el cielo está oscuro..." En ese momento, el bebé pareció revivir... Las pulsaciones comenzaron a bajar y se estabilizó. Karen animó a Michael para que continuara cantando. "Tú no sabes, querida, cuanto te amo... por favor, no te lleves mi sol ahora..." Mientras Michael cantaba, la respiración difícil del bebé se fue tornando cada vez más suave. - ¡Continúa, querido!, pidió Karen, emocionada. - La otra noche, querida, yo soñé que tú estabas en mis brazos...- y el bebé se comenzó a relajar. - Canta un poco más Michael- pedía su madre. La enfermera comenzó a llorar... -Tú eres mi sol, mi único sol. Tú me haces feliz aun cuando el cielo está oscuro... por favor, no te lleves mi sol ahora... Al día siguiente, la hermanita de Michael ya se había recuperado y en pocos días se fue para su casa... El Woman’s Day Magazine llamó a esta historia "El milagro de la canción de un hermano". Los médicos lo llamaron simplemente "milagro". Karen le llamó "el milagro del amor de Dios". El amor es increíblemente poderoso. Es más poderoso que la muerte. Puedes escuchar esta meditación en audio entrando al Podcast de Catholic.net aquí: |
martes, 27 de marzo de 2012
Testimonio del padre Darío Betancourt (leanlo cuando puedan, por favor, porque no tiene desperdicio!)
De cómo el P. Darío dio un retiro en un hospital
Con la experiencia que tengo puedo decir que la oración de intercesión, es quizás una de las oraciones mas fuertes y poderosas que el cristiano tiene. Si fuéramos a dar testimonios de la oración de intercesión, no acabaríamos. Yo quisiera comenzar citando a nuestro Señor que en el evangelio de san Juan, capítulo 17, versículo 9 dice así: "Padre yo te ruego por ellos, yo no te ruego por los que son del mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos." Yo me figuro al Señor Jesús orando y diciendo "por estos Padre, por estos yo te pido", y si leemos que pide, son tantas las peticiones que Jesús hizo al Padre, que nos debe de llenar de una profunda paz. Pero hay un texto para mí, yo no diría mas fuerte porque es del mismo Jesús, este texto está en el evangelio de san Lucas capitulo 22 versículo 31-32, "Simón, Simón, Satanás ha solicitado el poder de cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca.
Yo acostumbro a decir cuando les hablo a sacerdotes y a religiosas, que puede ser que a veces estemos cargados de amarguras, de tristezas y desilusión, que Jesús de Nazaret oró por ti con tu nombre y tu apellido para que tú, no desfallezcas.
Desde hace dos mil años el le dijo al Padre: " Padre te pido por Juan, Diego, Pedro, Darío, Tomás y Margarita, por ellos te ruego Padre," y tú y yo, somos uno de ellos. Que tu vida sacerdotal sea de ahora en adelante cada vez mejor, sabiendo que con tus fallos y tus caídas, Jesús oró por ti al Padre, y qué gozo debemos de sentir al saber que Él pidió por éste, por aquél, y por todos los que estamos aquí. Esto es oración de intercesión. Y aún mas, para ustedes los laicos, es muy escaso ver al pueblo de Dios orando por su párroco, no es muy común esto. No hay fruto al criticar, porque no hay fruto en hablar mal de nadie, y si no hay fruto al hablar de un hermano, mucho menos de un sacerdote. ¿Que se saca con estar criticándolo y viéndole sus defectos? Vete a la Iglesia y siéntate en el primer banco y cuando salga ese sacerdote, tan cansado, aburrido y aburridor, tú comienza tu oración de intercesión, y si tienes el don de lenguas, bombardea a Dios con lenguas en el Espíritu, por tu párroco; va ocurrir una cosa, o dejas tú de orar o el sacerdote deja de ser ese sacerdote aburrido y aburridor por tu oración. Hay que hacer oración de intercesión los padres por los hijos y los hijos por los padres, los parientes unos por otros, a distancia o no, oren a través de las paredes sino pueden acercarse, impongan las manos a través de las paredes.
El padre Yan Bertoluchi vicecanciller de la diócesis de Olbani en New York, tenía un obispo bien fuerte en contra de la renovación, y un día él y el encargado del archivador, se acercaron al escritorio donde recibía a la gente. Tomaron la silla del obispo y los dos impusieron las manos a la silla, y oraron sobre la silla por el obispo. Y por la mañana llega el obispo muy feliz, y decía, "no se qué me pasa hoy". Hermanos, esto es oración de intercesión. En el antiguo testamento leemos que Moisés levantaba los brazos, intercediendo para que los israelitas ganaran la batalla, y cuando estaba cansado y bajaba los brazos, los israelitas perdían, y así intercediendo, bajando y subiendo los brazos, los israelitas pudieron ganar la batalla. Esta pequeña instrucción yo la voy a respaldar contándoles un accidente que tuve.
Fui invitado hace algunos años por un obispo en la república de Panamá, a predicar en su diócesis, me fui con mi hermana, y otra joven de la comunidad. Llegamos sobre las tres y media de la mañana, cogimos un automóvil hacia la ciudad de Santiago de Veraguas, y yo le pregunté a la señora que nos iba a llevar, "¿usted es capaz de manejar el automóvil a estas horas? ", ella me contestó,"¡Si, padre!", "¿ No sé dormirá? ¡No, no!; le contesté ¡OKEY VAMOS! En la carretera yo me quedé dormido en la parte de atrás, mi hermana que iba en la parte delante también se durmió, la otra joven de mi comunidad al lado izquierdo; y todo lo que yo recuerdo es que sentí algo así como cuando un automóvil, se sale de la carretera y va circulando sobre piedras y recuerdo que dije ¡gloria a Dios no me va a pasar nada!, y ahí se me apagaron las luces, no recuerdo nada más.
De pronto me desperté, era de día estaba tirado en la carretera, y entonces creí que estaba soñando porque alcancé ver como un campo de trigo, y dije: "qué raro, estoy soñando que estoy cogiendo trigo, me voy a voltear para el otro lado", y a penas me doy la vuelta y ¡AY! ¡que dolor tan terrible!, entonces empecé a oír voces, oí a un hombre que decía: Ya montamos las mas graves adelante llevemos a éste, si no está muerto. Yo abrí los ojos y ellos se dieron cuenta de que estaba vivo, y entonces empecé a pensar en dónde estaba y a dónde iba. Me acordé que iba hacia la ciudad Santiago de Veraguas y mi primer pensamiento fue: Yo no sé quienes serán los graves, yo soy dueño en cierta forma de mi hermana, si se muere es un muerto de la familia, pero Blanca aquella joven... Empecé a mirar y la vi tirada en la carretera, con las manos estiradas muy seria. Le dije:"Blanca ¿como se siente? Ella me contesta: "Muy bien, padre, Gloria a Dios".
Cuando me contesta Gloria a Dios, veo sobre su cabeza como otra cabeza, del golpe, y un hueco por donde le salía sangre, ¡y ésta me decía "muy bien, padre, Gloria a Dios"! Nos montaron para ir a recibir los primeros auxilios en un pueblecito. Yo perdía a veces el conocimiento. A mi lado estaba una persona que se movía coherentementela miraba pero no la reconocía porque la cabeza era enorme, tenía el limpia parabrisas incrustado en el pómulo derecho de la cara, parecía un cuchillo clavado en su cara, el ojo le colgaba fuera, la parte de la cabeza la tenía desplazada y le salía algo parecido a hígado revuelto con sangre.
Cuando la veía pensaba que estaría muerta, y le grité diciéndole:"Arrepiéntase de sus pecados que la voy a absolver, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo amén. Se quedó mas tranquila, pero como veía que se movía pensaba yo quién sería el herido. Le miré con mas atención y me di cuenta por el vestido que era mi hermana, y me dije: "Ay, se está muriendo mi hermana". Le volví a decir otra vez: "Nena, Nena, te voy a absolver ahora de nuevo, arrepiéntete otra vez", y le absolví mas consciente. Ella se movía, yo la miraba y rezaba. Vi que el reloj de oro que ella tenía se le estaba cayendo. Cuando mi madre murió, mi padre le dio a mi hermana el reloj de oro y el anillo de diamante y a mí la pulsera. Yo le vi el diamante y el reloj y dije: "Dios mío, en este accidente en que estamos, se pueden llevar el reloj y el diamante". Y dije a mi hermana. "Nena, préstame el reloj y el diamante que te lo pueden robar".
Que curioso es el ser humano, en un estado como este pensando en las joyas, que se las podían robar. Con mucha dificultad me acerqué hasta ella y cogiéndole la mano le saqué el diamante y el reloj y echándomelos al bolsillo, pensé que no se perderían ni lo robarían. Cuando llegué al primer hospital, me encontré con Blanca y la señora que conducía el coche que estaban gritando, " Quée gozo, gloria al Señor por el accidente, gloria aleluya, te alabaré señor". Entonces me uní al coro con ellas, y empecé a alabar al Señor y a cantar. De pronto se acerca un médico diciendo: "pero que enfermos mas alegres ". Yo le pregunté porque decía eso, y el respondió: "¿Cómo se les ocurre a ustedes cantar gloria al Señor, y gracias por el accidente? Aquí todo el mundo viene quejándose y diciendo no me toque, tenga cuidado doctor, y ustedes tan felices, yo no he conocido accidentados mas alegres que ustedes. Le contesté: " Es que el Señor está con nosotros. ¿ El qué ? El Señor está con nosotros. ¡Si ustedes lo dicen así será ¡
Llevaba yo en un relicario el Santísimo sacramento, el Señor, y pegándomelo al pecho le decía: " contigo no me va a pasar nada". Se me acerca el médico y me dice " su hermana está muy grave, padre ". Le dije: " ¿Hasta dónde llega la gravedad ?" Él me dijo: " bueno sea consciente de que está grave pero con una operación y un poco más... Le dije de nuevo: "Usted dígame la verdad y hasta dónde llega la gravedad de mi hermana, porque no hay nadie junto con ella quien responda, ni aquí ni en el mundo, yo soy el dueño de ella, y yo tengo que autorizar el entierro, etc, etc. ". Y me dijo: "Padre yo creo que no llegará a Panamá, ella morirá. Le contesté: "Aleluya, gloria a Dios. Me dice él: ¿Está contento de que se muera? Le contesté: No, es que ella no se va a morir, mi hermana está ya sana. ¿Cómo que está sana? Se volvió loco, dijo otro médico. Después de recibir la primera ayuda, íbamos camino de Panamá, mi hermana se agravó, empezó a vomitar sangre por la boca por la nariz y oídos, y el médico le decía al conductor : "Aacelera chofer que se agravó la señorita, acelera, acelera."
Yo al oír eso, por dentro de mí hacía un acto de fe en que ya estaba sana, pero me venían las luchas, y comencé a hacer mías las promesas del Señor. (San Marcos 11, 24), "Crean que ya tienen lo que están pidiendo en oración, y lo obtendrán ". Yo decía: " Si Señor, creo que está sana, ya está sana y así será, cómo y cuándo no lo sé, pero está sanando ". Me venía también a la memoria ( San Juan 10,10 ): "He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, (14,12): "El que crea en mí hará lo mismo que yo, y cosas mas grandes que las que he hecho yo. ¡Señor yo creo que puedo hacer lo mismo y más grandes¡ Me venía también el recuerdo cuando murió Lázaro, y cogiendo al Señor le decía: "Lázaro fue más desafortunado, porque tú no estabas, pero aquí si que estás". Entonces con mi mano izquierda tocaba al Señor y con la derecha tocaba a mi hermana como podía, y orando decía al Señor: "Señor, tú la estás sanando, yo creo que tú la estás sanando".
Nunca siento nada cuando oro por otros pero ese día la mano se calentó y me temblaba, y le seguía diciendo al Señor: "Tu calor sanador divino, Divino Jesús, tu la estás sanando". Por otro lado oía decir: "Corre que se muere la señorita", y me venía el diablo con la duda. El hombre que ore dudando, dice Santiago (1-7) no espere nada del Señor, y en Romanos (14- 23) dice: “el que ora dudando peca”. Por un lado decía: Señor yo creo, y por el otro el demonio me ponía la duda: “se está muriendo". Nosotros tenemos una casita en Nueva York, y según la ley en este Estado, dice que un soltero que muera sin hacer testamento, queda la casa para el Estado, y por dentro de mí me decía: "Con la dificultad que tuvimos para conseguir esta casita, se va a morir mi hermana y me voy a quedar sin casa "; porque no habíamos hecho el testamento, y entonces me venía esta lucha, hice un acto de fe y con los ojos cerrados grité en voz alta: "Diablo de duda te expulso ahora mismo de esta ambulancia, fuera de aquí, dudas fuera".
Cuando abrí los ojos los dos policías que estaban allí, los médicos y las enfermeras, estaban con la boca abierta. Cuando llegamos a Panamá a la ciudad de Puerto Ventura de Panamá, encontré lo mas hermoso que me podía pasar. Ya había corrido la noticia del accidente por toda la ciudad y mucha gente se había congregado a la puerta del hospital para esperarnos a los accidentados, y me encuentro la juventud de Panamá, los muchachos, las muchachas con guitarras cantando y alabando al señor dándole gloria, unos de rodillas, otros de pie, otros con panderetas en una alabanza unánime, a mi dio una alegría inmensa de saber que había un pueblo que creía en el poder de la oración, y un pueblo que en vez de pedir daban gracias al Señor porque estábamos sanos.
Ahora os resumiré cómo quedamos después del accidente. El automóvil se estrelló contra la entrada de un puente, no sé porque fue. Parece ser que el chofer se durmió y dio varias vueltas quedando al otro lado del puente boca arriba, o sea al revés, con las ruedas hacia arriba. Yo parece ser que con las vueltas que dio el automóvil, quedé incrustado entre la puerta y el marco, me cogió por la mitad me rompió varias costillas, me rajó la oreja y me golpeé en la cabeza. Mi hermana el limpiaparabrisas del automóvil le entró por la cara y le atravesó hasta el otro extremo del cráneo, le dañó la mitad de la masa encefálica, le dañó el nervio óptico del ojo derecho, y la rueda delantera del automóvil al estrellarse vino hasta el asiento en que ella estaba y le machacó el tobillo del pie derecho, como si le hubieran golpeado con un hacha.
A ella la entraron a operar primero y el médico hizo lo mejor que pudo, el médico de huesos dijo que había que sacarle un hueso de la cadera e injertarlo en el pie para así salvárselo. Pero estaba tan grave que decidieron que no valía la pena operarla para arreglarle el píe, puesto que pensaban que iba a morir, lo único que hicieron desinfectarle la herida y ponerle un vendaje, que más tarde se le volvió a infectar.
El otro médico, el neurólogo, le sacó la mitad de la masa encefálica, le volvió a colocar el ojo, porque aunque se le salió fuera, externamente quedó bueno, pero dañado por dentro, y quedó en coma. Vinieron después de la operación y me dijeron: "Padre, ore porque es muy difícil que su hermana pueda vivir". Yo otra vez les respondí: "Mi hermana está sana, crean que está sana" Yo le decía al Señor: "Yo te entregué mi padre, te entregué mi madre, (ésta murió de cáncer estando yo en la Renovación, lloramos mucho y no se sanó, se sanó con la muerte que es la sanación perfecta, pero no físicamente), pero mi hermana no te la entrego porque mi hermana es para tu gloria. Y ahora quiero hacer una pequeña enseñanza: la oración que se hace porque a mí me provee, o me da un beneficio, esa oración es poco oída por Dios, lo digo en mi experiencia, no es palabra de Dios te alabamos Señor, pero la oración que se hace generosa en la que se dice, Señor bendice a este hermano o a esta persona con la bendición que tú quieres, con la que tú sabes que necesita.
Esa oración es muy oída, porque yo no le digo al Señor, ni sánalo ni no lo sanes, o llévatelo, si no dale la bendición que tu quieres y el Señor se la da. Yo creo que es esta la oración que debemos empujar y enseñar, una oración que sea lo que el Señor quiera para él, no lo que yo quiera, y yo renuncio a esa oración de pedir lo que yo quiera. Yo por mi hermana decía: "Señor es tu gloria, no porque sea mi hermana para que quede conmigo, eres Tú aquí bendiciendo a este pueblo, y viéndola veo tu gloria en ella. A mí se me fracturó el pubis, la pelvis, todos los huesos de las costillas se partieron y se incrustaron contra la vejiga, y me hicieron fístulas, (agujeros).
Estando todo listo para operarme, el médico decidió hacer otras nuevas radiografías, para saber con exactitud dónde tenía que operar. Eran las terceras radiografías, pero en éstas aparecieron los huesos separándose de la vejiga donde estaban incrustados, quedando más tarde separados por completo y la vejiga completamente sana, sin ningún tipo de fístula. Entonces lo que ellos hicieron es que me colocaron unos pesos en las piernas y me tuvieron colgado durante cuarenta y tres días sin poder moverme. Durante ese tiempo me aprendí de memoria todo lo que había por el techo, con el mas mínimo detalle.
En esta situación yo me dije: "lo que es el retiro lo predico aquí en el hospital, si el Señor no me dejó ir allá, me trajo aquí para algo". Entonces un amigo mío sacerdote, me traía la mesita por la mañana y en pijama celebraba la misa todos los días. Incluso con la fiebre que tenía también predicaba todos los días, venían los enfermos del hospital y yo les decía: "Arrepiéntanse de sus pecados, vuélvanse a Dios, Dios les ama, Dios los quiere, es el amor, es el Señor, Gloria a Ti". Alababa al Señor. Un día una monjita que me cuidaba me dice: "Padre se está muriendo el doctor Shmits y no le han puesto la Unción de los enfermos". Yo le decía: "qué puedo hacer yo aquí colgado". Era medianoche y no encontraban al capellán. Ella me dice : "qué tal si yo le llevo en esta cama hasta allá". Yo le contesté: "¿como podrá sacar esta cama por la puerta?" Ella dijo: "como entró tiene que salir".
La monjita arrastró la cama y sí que salió por la puerta. Me llevó por todo el corredor del hospital con pesas y todo. Cogimos el ascensor y llegamos donde el doctor. Éste se estaba muriendo y toda la gente lloraba; como pude le puse la Unción de los enfermos. Allí había un grupo de carismáticos y juntos oramos por él en lenguas. Al salir me dice una señora "¿Qué es eso que usted estaba diciendo, pss.pss.pss?" Le dije :"Si usted quiere aprender, venga mañana, que comenzaremos un seminario de vida en el Espíritu". Al día siguiente comenzamos el seminario durante siete días, de diez a doce: misa, predicación, confesión y con bautismo del Espíritu el octavo día. Era sobre la una de la mañana, la monjita que me cuidaba no hacia otra cosa que dar vueltas alrededor de mi cama, yo me hacía el dormido, cada vez que se me acercaba y me miraba, yo cerraba los ojos; cuando se alejaba, los abría, hasta que le dije: "Oiga hermanita, ¿Qué pasa ? Y ella me dice: "Es que el doctor Shmit despertó". ¿Cómo? Él despertó diciendo ¡tengo hambre! Y le llevaron comida. Y él preguntó ¿que hacen ustedes aquí?, ¡Ustedes pensaban que me estaba muriendo y estaba descansando en el Espíritu!. Pues este doctor salió a las dos semanas del hospital curado que yo sepa hasta ahora. En este mismo hospital un joven me contó un caso, estando yo en la sala de urgencias, de lo que el me contó yo no me acuerdo de nada en absoluto puesto que ese día yo estaba inconsciente debido al fuerte golpe de la cabeza y de los medicamentos.
Él me contó lo siguiente, estando yo en urgencias. Él se acercó y yo le hice señas de que entrara y el entró encogiéndose. Le pregunté qué le pasaba y él me dijo: "Tengo un tumor en la vejiga y otro en la columna, aparte no puedo orinar, y me van a operar". Yo le hice oración en lengua. Él se fue y se dio cuenta de que caminaba derecho. Él mismo se decía: "qué raro que camino sin dolor y derecho". Se fue al médico y le dijo: "¡Oiga doctor a mi no me duele nada! Me contestó qué me había pasado. Yo le contesté: "Fui donde el padre y me entró ganas de orinar porque el me decía ps.ps.ps.". ( era la oración en lenguas). Eso pasó en viernes. Él médico le dijo de retrasarle la operación porque los tumores no estaban. A los quince días vino a verme a preguntarme quién era Jesús. Saben, este muchacho era un budista. En Panamá hay una colonia de ellos, el creció budista pero el vino a preguntarme de Jesús. Él feliz de la vida y yo encantado. Le hablé de Jesús de Nazaret, lo lindo de Jesús de Nazaret, le dejé una Biblia y se fue. Al día siguiente viene y empezó a contarme una cantidad de cosas de los Evangelios, que me quedé admirado, se había estado el resto del día y la noche leyendo la Biblia y se la había aprendido casi de memoria. Él me decía: " Aquí dice que hay que ser bautizado y el que se bautice y crea se salvará, y el que no crea se condenará, ¡yo quiero salvarme! ¿ que he de hacer?” Le contesté: ¿crees en el Señor Jesús? Me dijo que sí. ¿Le pides perdón de tus pecados? Me dijo, sí. Le dije: "acérquese ¡acérquese ¡”. Yo, por mi parte, me acerqué como pude al lavabo, abrí el grifo y empecé a echarle agua a la cabeza diciendo: " Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo del espíritu Santo ". Y lo bauticé,
Le llegó la noticia al general Torrijos de lo que pasaba en el Hospital, el era presidente de Panamá, su hermana estaba coja, y vino una noche a que orara por ella. Yo les dije a los carismáticos que siempre se mantenían a mi lado: " oremos por ella". Le impusimos las manos y ella, que tenía las piernas tiesas, se le fueron aflojando, deshinchando, viendo que la faja le estorbaba le dije que fuera al baño y se la quitara y que probara de caminar, ella se la quitó y salió del baño caminando muy derecha, ¡ ¡Ay, padre, bendito sea Dios, gloria a Dios¡. Por la noche, a la una de la mañana, viene el general Torrijos vestido de paisano y me dice: ¿ que está pasando aquí ? Le dije simplemente: "El Espíritu Santo se está apoderando de Panamá, cuidado que no le tumbe a usted”. Y empecé a hablarle del Señor.
Él decía: ¡ qué atmósfera se respira de paz, que bien se está aquí !. Yo le dije: " ¿quiere que oremos por usted? El dijo: "bueno", y le impusimos las manos. Los guardias que lo custodiaban empezaban a mirar por las ventanas, y yo les dije: “Vengan, vengan ustedes también, que a ustedes también le sirve, vengan". Al día siguiente me mandó un cheque de 3000 dólares para ayudar a pagar las cuentas del hospital. Hermanos, no acabaría de contarles, por la cantidad de cosas maravillosas que nos aconteció. Ahora estoy escribiendo un libro titulado "He venido por los enfermos", de trozos de alabanzas. A mí me dijeron que quedaría en silla de ruedas, porqué me afectó a la columna, pero yo tenía la seguridad de que iba a caminar, el médico me preguntaba por qué, y yo le dije: "Todavía me quedan muchos países por recorrer, y entre ellos España".
Cuando me quitaron las pesas me pusieron en una silla de ruedas. Yo sentía deseos de caminar. El médico me decía que tratara de hacerlo pero no podía, porque hacía 43 días que estaba en la cama. Entonces poquito a poquito fui caminando con la ayuda de las muletas, después dejé las muletas y cogí un bastón y en menos de dos meses que ocurrió el accidente estaba caminando perfectamente, y no me quedó ni el más mínimo problema de columna, habiéndola tenido fracturada en tres pedazos, y que lo digan los médicos si esto no es un milagro, porque una columna dañada no se arregla tan fácil. Entonces en la situación que estaba me fui a ver a mi hermana. Eestaba durmiendo; al llegar a ella se despertó diciendo: "¡donde estamos, qué pasa! Coordinaba perfectamente. Tenía la cabeza y los ojos tapados. Tuvo un momento de desespero por quitarse los vendajes, pero yo no le dejé.
El médico vino le quitó parte de los vendajes del ojo y ella empezó a llorar diciendo: “Veo dos, veo dos". El médico admirado le preguntó: ¿ Pero usted ve ? Ella le contestó de nuevo que sí pero que veía dos. Entonces se formó una pelotera se llamó a todo el mundo, enfermeros, médicos, porque veía con el ojo dañado. Después de tanto movimiento que duró casi tres horas, nos quedamos solos los carismáticos y le decíamos al señor: "Señor tú no haces nada a medias, vamos a continuar orando", Le imponíamos las manos y nos decíamos: "Ya se están juntando", y orábamos de nuevo, después le quitábamos las manos y nos decíamos " Ya están más cerquita ", y volvíamos a orar; hasta seis horas estuvimos orando y al cabo de este tiempo ella veía las imágenes perfectamente bien, y ahora mi hermana con el ojo malo que lo tenía miope antes, ve bien, y el otro ojo que quedó bueno después del accidente que era también malo sigue estando malo.
Mi hermana piensa, razona, y habla como otra persona normal. Después de esto los médicos decidieron salvarle la pierna que le quedó destrozada por la rueda que se escapó del coche en el accidente quedando todos los huesos del tobillo machucados. Le quitaron la escayola para operarla y le encuentran la pierna perfectamente , en las radiografías se veían todos los huesecitos reconstruidos milagrosamente. Anteriormente el médico le había dicho que no andaría bien. Éste, sorprendido, le cogió el pie le movió de un lado a otro y viendo que estaba bien le preguntó: ¿Puede usted caminar? Ella contestó: " ¡si ustedes me dejan!; y empezó a caminar y no sintió ningún dolor después de tanto tiempo sin caminar, y hay gente que puede dar testimonio, como el padre Lucas que la conoce muy bien, el padre Diego, etc. Mi hermana está normal y no hay razones médicas ni científicas de porqué ve, y cómo, con un cerebro dañado, mi hermana no tiene ni la más mínima huella o traza de un accidente de semejante magnitud. Dios nos ama, y ÉL nos ama porque es amor y si lo hizo allá, lo puede hacer aquí. La oración que se hace para otra persona es una oración que Dios oye, y Dios se derrama, hace derroche de su amor, Yo estoy seguro de que aquí va hacer maravillas en las almas y en los cuerpos, porque tú y yo vinimos con hambre de llenarnos de Jesús de Nazaret. Sea glorificado por encima de todos los seres y las cosas, y el Padre sea el Padre Dios, de nuestro Señor Jesucristo tuyo y mío y reine en España en cada uno de nosotros y en todo el mundo, hemos sido trasladados a su reino y ahora con nuestro corazón y nuestra boca vamos a dar gracias a Jesús, que así se ha manifestado en nosotros en muchos aspectos de nuestra vida. Amén.
Con la experiencia que tengo puedo decir que la oración de intercesión, es quizás una de las oraciones mas fuertes y poderosas que el cristiano tiene. Si fuéramos a dar testimonios de la oración de intercesión, no acabaríamos. Yo quisiera comenzar citando a nuestro Señor que en el evangelio de san Juan, capítulo 17, versículo 9 dice así: "Padre yo te ruego por ellos, yo no te ruego por los que son del mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos." Yo me figuro al Señor Jesús orando y diciendo "por estos Padre, por estos yo te pido", y si leemos que pide, son tantas las peticiones que Jesús hizo al Padre, que nos debe de llenar de una profunda paz. Pero hay un texto para mí, yo no diría mas fuerte porque es del mismo Jesús, este texto está en el evangelio de san Lucas capitulo 22 versículo 31-32, "Simón, Simón, Satanás ha solicitado el poder de cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca.
Yo acostumbro a decir cuando les hablo a sacerdotes y a religiosas, que puede ser que a veces estemos cargados de amarguras, de tristezas y desilusión, que Jesús de Nazaret oró por ti con tu nombre y tu apellido para que tú, no desfallezcas.
Desde hace dos mil años el le dijo al Padre: " Padre te pido por Juan, Diego, Pedro, Darío, Tomás y Margarita, por ellos te ruego Padre," y tú y yo, somos uno de ellos. Que tu vida sacerdotal sea de ahora en adelante cada vez mejor, sabiendo que con tus fallos y tus caídas, Jesús oró por ti al Padre, y qué gozo debemos de sentir al saber que Él pidió por éste, por aquél, y por todos los que estamos aquí. Esto es oración de intercesión. Y aún mas, para ustedes los laicos, es muy escaso ver al pueblo de Dios orando por su párroco, no es muy común esto. No hay fruto al criticar, porque no hay fruto en hablar mal de nadie, y si no hay fruto al hablar de un hermano, mucho menos de un sacerdote. ¿Que se saca con estar criticándolo y viéndole sus defectos? Vete a la Iglesia y siéntate en el primer banco y cuando salga ese sacerdote, tan cansado, aburrido y aburridor, tú comienza tu oración de intercesión, y si tienes el don de lenguas, bombardea a Dios con lenguas en el Espíritu, por tu párroco; va ocurrir una cosa, o dejas tú de orar o el sacerdote deja de ser ese sacerdote aburrido y aburridor por tu oración. Hay que hacer oración de intercesión los padres por los hijos y los hijos por los padres, los parientes unos por otros, a distancia o no, oren a través de las paredes sino pueden acercarse, impongan las manos a través de las paredes.
El padre Yan Bertoluchi vicecanciller de la diócesis de Olbani en New York, tenía un obispo bien fuerte en contra de la renovación, y un día él y el encargado del archivador, se acercaron al escritorio donde recibía a la gente. Tomaron la silla del obispo y los dos impusieron las manos a la silla, y oraron sobre la silla por el obispo. Y por la mañana llega el obispo muy feliz, y decía, "no se qué me pasa hoy". Hermanos, esto es oración de intercesión. En el antiguo testamento leemos que Moisés levantaba los brazos, intercediendo para que los israelitas ganaran la batalla, y cuando estaba cansado y bajaba los brazos, los israelitas perdían, y así intercediendo, bajando y subiendo los brazos, los israelitas pudieron ganar la batalla. Esta pequeña instrucción yo la voy a respaldar contándoles un accidente que tuve.
Fui invitado hace algunos años por un obispo en la república de Panamá, a predicar en su diócesis, me fui con mi hermana, y otra joven de la comunidad. Llegamos sobre las tres y media de la mañana, cogimos un automóvil hacia la ciudad de Santiago de Veraguas, y yo le pregunté a la señora que nos iba a llevar, "¿usted es capaz de manejar el automóvil a estas horas? ", ella me contestó,"¡Si, padre!", "¿ No sé dormirá? ¡No, no!; le contesté ¡OKEY VAMOS! En la carretera yo me quedé dormido en la parte de atrás, mi hermana que iba en la parte delante también se durmió, la otra joven de mi comunidad al lado izquierdo; y todo lo que yo recuerdo es que sentí algo así como cuando un automóvil, se sale de la carretera y va circulando sobre piedras y recuerdo que dije ¡gloria a Dios no me va a pasar nada!, y ahí se me apagaron las luces, no recuerdo nada más.
De pronto me desperté, era de día estaba tirado en la carretera, y entonces creí que estaba soñando porque alcancé ver como un campo de trigo, y dije: "qué raro, estoy soñando que estoy cogiendo trigo, me voy a voltear para el otro lado", y a penas me doy la vuelta y ¡AY! ¡que dolor tan terrible!, entonces empecé a oír voces, oí a un hombre que decía: Ya montamos las mas graves adelante llevemos a éste, si no está muerto. Yo abrí los ojos y ellos se dieron cuenta de que estaba vivo, y entonces empecé a pensar en dónde estaba y a dónde iba. Me acordé que iba hacia la ciudad Santiago de Veraguas y mi primer pensamiento fue: Yo no sé quienes serán los graves, yo soy dueño en cierta forma de mi hermana, si se muere es un muerto de la familia, pero Blanca aquella joven... Empecé a mirar y la vi tirada en la carretera, con las manos estiradas muy seria. Le dije:"Blanca ¿como se siente? Ella me contesta: "Muy bien, padre, Gloria a Dios".
Cuando me contesta Gloria a Dios, veo sobre su cabeza como otra cabeza, del golpe, y un hueco por donde le salía sangre, ¡y ésta me decía "muy bien, padre, Gloria a Dios"! Nos montaron para ir a recibir los primeros auxilios en un pueblecito. Yo perdía a veces el conocimiento. A mi lado estaba una persona que se movía coherentementela miraba pero no la reconocía porque la cabeza era enorme, tenía el limpia parabrisas incrustado en el pómulo derecho de la cara, parecía un cuchillo clavado en su cara, el ojo le colgaba fuera, la parte de la cabeza la tenía desplazada y le salía algo parecido a hígado revuelto con sangre.
Cuando la veía pensaba que estaría muerta, y le grité diciéndole:"Arrepiéntase de sus pecados que la voy a absolver, en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo amén. Se quedó mas tranquila, pero como veía que se movía pensaba yo quién sería el herido. Le miré con mas atención y me di cuenta por el vestido que era mi hermana, y me dije: "Ay, se está muriendo mi hermana". Le volví a decir otra vez: "Nena, Nena, te voy a absolver ahora de nuevo, arrepiéntete otra vez", y le absolví mas consciente. Ella se movía, yo la miraba y rezaba. Vi que el reloj de oro que ella tenía se le estaba cayendo. Cuando mi madre murió, mi padre le dio a mi hermana el reloj de oro y el anillo de diamante y a mí la pulsera. Yo le vi el diamante y el reloj y dije: "Dios mío, en este accidente en que estamos, se pueden llevar el reloj y el diamante". Y dije a mi hermana. "Nena, préstame el reloj y el diamante que te lo pueden robar".
Que curioso es el ser humano, en un estado como este pensando en las joyas, que se las podían robar. Con mucha dificultad me acerqué hasta ella y cogiéndole la mano le saqué el diamante y el reloj y echándomelos al bolsillo, pensé que no se perderían ni lo robarían. Cuando llegué al primer hospital, me encontré con Blanca y la señora que conducía el coche que estaban gritando, " Quée gozo, gloria al Señor por el accidente, gloria aleluya, te alabaré señor". Entonces me uní al coro con ellas, y empecé a alabar al Señor y a cantar. De pronto se acerca un médico diciendo: "pero que enfermos mas alegres ". Yo le pregunté porque decía eso, y el respondió: "¿Cómo se les ocurre a ustedes cantar gloria al Señor, y gracias por el accidente? Aquí todo el mundo viene quejándose y diciendo no me toque, tenga cuidado doctor, y ustedes tan felices, yo no he conocido accidentados mas alegres que ustedes. Le contesté: " Es que el Señor está con nosotros. ¿ El qué ? El Señor está con nosotros. ¡Si ustedes lo dicen así será ¡
Llevaba yo en un relicario el Santísimo sacramento, el Señor, y pegándomelo al pecho le decía: " contigo no me va a pasar nada". Se me acerca el médico y me dice " su hermana está muy grave, padre ". Le dije: " ¿Hasta dónde llega la gravedad ?" Él me dijo: " bueno sea consciente de que está grave pero con una operación y un poco más... Le dije de nuevo: "Usted dígame la verdad y hasta dónde llega la gravedad de mi hermana, porque no hay nadie junto con ella quien responda, ni aquí ni en el mundo, yo soy el dueño de ella, y yo tengo que autorizar el entierro, etc, etc. ". Y me dijo: "Padre yo creo que no llegará a Panamá, ella morirá. Le contesté: "Aleluya, gloria a Dios. Me dice él: ¿Está contento de que se muera? Le contesté: No, es que ella no se va a morir, mi hermana está ya sana. ¿Cómo que está sana? Se volvió loco, dijo otro médico. Después de recibir la primera ayuda, íbamos camino de Panamá, mi hermana se agravó, empezó a vomitar sangre por la boca por la nariz y oídos, y el médico le decía al conductor : "Aacelera chofer que se agravó la señorita, acelera, acelera."
Yo al oír eso, por dentro de mí hacía un acto de fe en que ya estaba sana, pero me venían las luchas, y comencé a hacer mías las promesas del Señor. (San Marcos 11, 24), "Crean que ya tienen lo que están pidiendo en oración, y lo obtendrán ". Yo decía: " Si Señor, creo que está sana, ya está sana y así será, cómo y cuándo no lo sé, pero está sanando ". Me venía también a la memoria ( San Juan 10,10 ): "He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, (14,12): "El que crea en mí hará lo mismo que yo, y cosas mas grandes que las que he hecho yo. ¡Señor yo creo que puedo hacer lo mismo y más grandes¡ Me venía también el recuerdo cuando murió Lázaro, y cogiendo al Señor le decía: "Lázaro fue más desafortunado, porque tú no estabas, pero aquí si que estás". Entonces con mi mano izquierda tocaba al Señor y con la derecha tocaba a mi hermana como podía, y orando decía al Señor: "Señor, tú la estás sanando, yo creo que tú la estás sanando".
Nunca siento nada cuando oro por otros pero ese día la mano se calentó y me temblaba, y le seguía diciendo al Señor: "Tu calor sanador divino, Divino Jesús, tu la estás sanando". Por otro lado oía decir: "Corre que se muere la señorita", y me venía el diablo con la duda. El hombre que ore dudando, dice Santiago (1-7) no espere nada del Señor, y en Romanos (14- 23) dice: “el que ora dudando peca”. Por un lado decía: Señor yo creo, y por el otro el demonio me ponía la duda: “se está muriendo". Nosotros tenemos una casita en Nueva York, y según la ley en este Estado, dice que un soltero que muera sin hacer testamento, queda la casa para el Estado, y por dentro de mí me decía: "Con la dificultad que tuvimos para conseguir esta casita, se va a morir mi hermana y me voy a quedar sin casa "; porque no habíamos hecho el testamento, y entonces me venía esta lucha, hice un acto de fe y con los ojos cerrados grité en voz alta: "Diablo de duda te expulso ahora mismo de esta ambulancia, fuera de aquí, dudas fuera".
Cuando abrí los ojos los dos policías que estaban allí, los médicos y las enfermeras, estaban con la boca abierta. Cuando llegamos a Panamá a la ciudad de Puerto Ventura de Panamá, encontré lo mas hermoso que me podía pasar. Ya había corrido la noticia del accidente por toda la ciudad y mucha gente se había congregado a la puerta del hospital para esperarnos a los accidentados, y me encuentro la juventud de Panamá, los muchachos, las muchachas con guitarras cantando y alabando al señor dándole gloria, unos de rodillas, otros de pie, otros con panderetas en una alabanza unánime, a mi dio una alegría inmensa de saber que había un pueblo que creía en el poder de la oración, y un pueblo que en vez de pedir daban gracias al Señor porque estábamos sanos.
Ahora os resumiré cómo quedamos después del accidente. El automóvil se estrelló contra la entrada de un puente, no sé porque fue. Parece ser que el chofer se durmió y dio varias vueltas quedando al otro lado del puente boca arriba, o sea al revés, con las ruedas hacia arriba. Yo parece ser que con las vueltas que dio el automóvil, quedé incrustado entre la puerta y el marco, me cogió por la mitad me rompió varias costillas, me rajó la oreja y me golpeé en la cabeza. Mi hermana el limpiaparabrisas del automóvil le entró por la cara y le atravesó hasta el otro extremo del cráneo, le dañó la mitad de la masa encefálica, le dañó el nervio óptico del ojo derecho, y la rueda delantera del automóvil al estrellarse vino hasta el asiento en que ella estaba y le machacó el tobillo del pie derecho, como si le hubieran golpeado con un hacha.
A ella la entraron a operar primero y el médico hizo lo mejor que pudo, el médico de huesos dijo que había que sacarle un hueso de la cadera e injertarlo en el pie para así salvárselo. Pero estaba tan grave que decidieron que no valía la pena operarla para arreglarle el píe, puesto que pensaban que iba a morir, lo único que hicieron desinfectarle la herida y ponerle un vendaje, que más tarde se le volvió a infectar.
El otro médico, el neurólogo, le sacó la mitad de la masa encefálica, le volvió a colocar el ojo, porque aunque se le salió fuera, externamente quedó bueno, pero dañado por dentro, y quedó en coma. Vinieron después de la operación y me dijeron: "Padre, ore porque es muy difícil que su hermana pueda vivir". Yo otra vez les respondí: "Mi hermana está sana, crean que está sana" Yo le decía al Señor: "Yo te entregué mi padre, te entregué mi madre, (ésta murió de cáncer estando yo en la Renovación, lloramos mucho y no se sanó, se sanó con la muerte que es la sanación perfecta, pero no físicamente), pero mi hermana no te la entrego porque mi hermana es para tu gloria. Y ahora quiero hacer una pequeña enseñanza: la oración que se hace porque a mí me provee, o me da un beneficio, esa oración es poco oída por Dios, lo digo en mi experiencia, no es palabra de Dios te alabamos Señor, pero la oración que se hace generosa en la que se dice, Señor bendice a este hermano o a esta persona con la bendición que tú quieres, con la que tú sabes que necesita.
Esa oración es muy oída, porque yo no le digo al Señor, ni sánalo ni no lo sanes, o llévatelo, si no dale la bendición que tu quieres y el Señor se la da. Yo creo que es esta la oración que debemos empujar y enseñar, una oración que sea lo que el Señor quiera para él, no lo que yo quiera, y yo renuncio a esa oración de pedir lo que yo quiera. Yo por mi hermana decía: "Señor es tu gloria, no porque sea mi hermana para que quede conmigo, eres Tú aquí bendiciendo a este pueblo, y viéndola veo tu gloria en ella. A mí se me fracturó el pubis, la pelvis, todos los huesos de las costillas se partieron y se incrustaron contra la vejiga, y me hicieron fístulas, (agujeros).
Estando todo listo para operarme, el médico decidió hacer otras nuevas radiografías, para saber con exactitud dónde tenía que operar. Eran las terceras radiografías, pero en éstas aparecieron los huesos separándose de la vejiga donde estaban incrustados, quedando más tarde separados por completo y la vejiga completamente sana, sin ningún tipo de fístula. Entonces lo que ellos hicieron es que me colocaron unos pesos en las piernas y me tuvieron colgado durante cuarenta y tres días sin poder moverme. Durante ese tiempo me aprendí de memoria todo lo que había por el techo, con el mas mínimo detalle.
En esta situación yo me dije: "lo que es el retiro lo predico aquí en el hospital, si el Señor no me dejó ir allá, me trajo aquí para algo". Entonces un amigo mío sacerdote, me traía la mesita por la mañana y en pijama celebraba la misa todos los días. Incluso con la fiebre que tenía también predicaba todos los días, venían los enfermos del hospital y yo les decía: "Arrepiéntanse de sus pecados, vuélvanse a Dios, Dios les ama, Dios los quiere, es el amor, es el Señor, Gloria a Ti". Alababa al Señor. Un día una monjita que me cuidaba me dice: "Padre se está muriendo el doctor Shmits y no le han puesto la Unción de los enfermos". Yo le decía: "qué puedo hacer yo aquí colgado". Era medianoche y no encontraban al capellán. Ella me dice : "qué tal si yo le llevo en esta cama hasta allá". Yo le contesté: "¿como podrá sacar esta cama por la puerta?" Ella dijo: "como entró tiene que salir".
La monjita arrastró la cama y sí que salió por la puerta. Me llevó por todo el corredor del hospital con pesas y todo. Cogimos el ascensor y llegamos donde el doctor. Éste se estaba muriendo y toda la gente lloraba; como pude le puse la Unción de los enfermos. Allí había un grupo de carismáticos y juntos oramos por él en lenguas. Al salir me dice una señora "¿Qué es eso que usted estaba diciendo, pss.pss.pss?" Le dije :"Si usted quiere aprender, venga mañana, que comenzaremos un seminario de vida en el Espíritu". Al día siguiente comenzamos el seminario durante siete días, de diez a doce: misa, predicación, confesión y con bautismo del Espíritu el octavo día. Era sobre la una de la mañana, la monjita que me cuidaba no hacia otra cosa que dar vueltas alrededor de mi cama, yo me hacía el dormido, cada vez que se me acercaba y me miraba, yo cerraba los ojos; cuando se alejaba, los abría, hasta que le dije: "Oiga hermanita, ¿Qué pasa ? Y ella me dice: "Es que el doctor Shmit despertó". ¿Cómo? Él despertó diciendo ¡tengo hambre! Y le llevaron comida. Y él preguntó ¿que hacen ustedes aquí?, ¡Ustedes pensaban que me estaba muriendo y estaba descansando en el Espíritu!. Pues este doctor salió a las dos semanas del hospital curado que yo sepa hasta ahora. En este mismo hospital un joven me contó un caso, estando yo en la sala de urgencias, de lo que el me contó yo no me acuerdo de nada en absoluto puesto que ese día yo estaba inconsciente debido al fuerte golpe de la cabeza y de los medicamentos.
Él me contó lo siguiente, estando yo en urgencias. Él se acercó y yo le hice señas de que entrara y el entró encogiéndose. Le pregunté qué le pasaba y él me dijo: "Tengo un tumor en la vejiga y otro en la columna, aparte no puedo orinar, y me van a operar". Yo le hice oración en lengua. Él se fue y se dio cuenta de que caminaba derecho. Él mismo se decía: "qué raro que camino sin dolor y derecho". Se fue al médico y le dijo: "¡Oiga doctor a mi no me duele nada! Me contestó qué me había pasado. Yo le contesté: "Fui donde el padre y me entró ganas de orinar porque el me decía ps.ps.ps.". ( era la oración en lenguas). Eso pasó en viernes. Él médico le dijo de retrasarle la operación porque los tumores no estaban. A los quince días vino a verme a preguntarme quién era Jesús. Saben, este muchacho era un budista. En Panamá hay una colonia de ellos, el creció budista pero el vino a preguntarme de Jesús. Él feliz de la vida y yo encantado. Le hablé de Jesús de Nazaret, lo lindo de Jesús de Nazaret, le dejé una Biblia y se fue. Al día siguiente viene y empezó a contarme una cantidad de cosas de los Evangelios, que me quedé admirado, se había estado el resto del día y la noche leyendo la Biblia y se la había aprendido casi de memoria. Él me decía: " Aquí dice que hay que ser bautizado y el que se bautice y crea se salvará, y el que no crea se condenará, ¡yo quiero salvarme! ¿ que he de hacer?” Le contesté: ¿crees en el Señor Jesús? Me dijo que sí. ¿Le pides perdón de tus pecados? Me dijo, sí. Le dije: "acérquese ¡acérquese ¡”. Yo, por mi parte, me acerqué como pude al lavabo, abrí el grifo y empecé a echarle agua a la cabeza diciendo: " Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo del espíritu Santo ". Y lo bauticé,
Le llegó la noticia al general Torrijos de lo que pasaba en el Hospital, el era presidente de Panamá, su hermana estaba coja, y vino una noche a que orara por ella. Yo les dije a los carismáticos que siempre se mantenían a mi lado: " oremos por ella". Le impusimos las manos y ella, que tenía las piernas tiesas, se le fueron aflojando, deshinchando, viendo que la faja le estorbaba le dije que fuera al baño y se la quitara y que probara de caminar, ella se la quitó y salió del baño caminando muy derecha, ¡ ¡Ay, padre, bendito sea Dios, gloria a Dios¡. Por la noche, a la una de la mañana, viene el general Torrijos vestido de paisano y me dice: ¿ que está pasando aquí ? Le dije simplemente: "El Espíritu Santo se está apoderando de Panamá, cuidado que no le tumbe a usted”. Y empecé a hablarle del Señor.
Él decía: ¡ qué atmósfera se respira de paz, que bien se está aquí !. Yo le dije: " ¿quiere que oremos por usted? El dijo: "bueno", y le impusimos las manos. Los guardias que lo custodiaban empezaban a mirar por las ventanas, y yo les dije: “Vengan, vengan ustedes también, que a ustedes también le sirve, vengan". Al día siguiente me mandó un cheque de 3000 dólares para ayudar a pagar las cuentas del hospital. Hermanos, no acabaría de contarles, por la cantidad de cosas maravillosas que nos aconteció. Ahora estoy escribiendo un libro titulado "He venido por los enfermos", de trozos de alabanzas. A mí me dijeron que quedaría en silla de ruedas, porqué me afectó a la columna, pero yo tenía la seguridad de que iba a caminar, el médico me preguntaba por qué, y yo le dije: "Todavía me quedan muchos países por recorrer, y entre ellos España".
Cuando me quitaron las pesas me pusieron en una silla de ruedas. Yo sentía deseos de caminar. El médico me decía que tratara de hacerlo pero no podía, porque hacía 43 días que estaba en la cama. Entonces poquito a poquito fui caminando con la ayuda de las muletas, después dejé las muletas y cogí un bastón y en menos de dos meses que ocurrió el accidente estaba caminando perfectamente, y no me quedó ni el más mínimo problema de columna, habiéndola tenido fracturada en tres pedazos, y que lo digan los médicos si esto no es un milagro, porque una columna dañada no se arregla tan fácil. Entonces en la situación que estaba me fui a ver a mi hermana. Eestaba durmiendo; al llegar a ella se despertó diciendo: "¡donde estamos, qué pasa! Coordinaba perfectamente. Tenía la cabeza y los ojos tapados. Tuvo un momento de desespero por quitarse los vendajes, pero yo no le dejé.
El médico vino le quitó parte de los vendajes del ojo y ella empezó a llorar diciendo: “Veo dos, veo dos". El médico admirado le preguntó: ¿ Pero usted ve ? Ella le contestó de nuevo que sí pero que veía dos. Entonces se formó una pelotera se llamó a todo el mundo, enfermeros, médicos, porque veía con el ojo dañado. Después de tanto movimiento que duró casi tres horas, nos quedamos solos los carismáticos y le decíamos al señor: "Señor tú no haces nada a medias, vamos a continuar orando", Le imponíamos las manos y nos decíamos: "Ya se están juntando", y orábamos de nuevo, después le quitábamos las manos y nos decíamos " Ya están más cerquita ", y volvíamos a orar; hasta seis horas estuvimos orando y al cabo de este tiempo ella veía las imágenes perfectamente bien, y ahora mi hermana con el ojo malo que lo tenía miope antes, ve bien, y el otro ojo que quedó bueno después del accidente que era también malo sigue estando malo.
Mi hermana piensa, razona, y habla como otra persona normal. Después de esto los médicos decidieron salvarle la pierna que le quedó destrozada por la rueda que se escapó del coche en el accidente quedando todos los huesos del tobillo machucados. Le quitaron la escayola para operarla y le encuentran la pierna perfectamente , en las radiografías se veían todos los huesecitos reconstruidos milagrosamente. Anteriormente el médico le había dicho que no andaría bien. Éste, sorprendido, le cogió el pie le movió de un lado a otro y viendo que estaba bien le preguntó: ¿Puede usted caminar? Ella contestó: " ¡si ustedes me dejan!; y empezó a caminar y no sintió ningún dolor después de tanto tiempo sin caminar, y hay gente que puede dar testimonio, como el padre Lucas que la conoce muy bien, el padre Diego, etc. Mi hermana está normal y no hay razones médicas ni científicas de porqué ve, y cómo, con un cerebro dañado, mi hermana no tiene ni la más mínima huella o traza de un accidente de semejante magnitud. Dios nos ama, y ÉL nos ama porque es amor y si lo hizo allá, lo puede hacer aquí. La oración que se hace para otra persona es una oración que Dios oye, y Dios se derrama, hace derroche de su amor, Yo estoy seguro de que aquí va hacer maravillas en las almas y en los cuerpos, porque tú y yo vinimos con hambre de llenarnos de Jesús de Nazaret. Sea glorificado por encima de todos los seres y las cosas, y el Padre sea el Padre Dios, de nuestro Señor Jesucristo tuyo y mío y reine en España en cada uno de nosotros y en todo el mundo, hemos sido trasladados a su reino y ahora con nuestro corazón y nuestra boca vamos a dar gracias a Jesús, que así se ha manifestado en nosotros en muchos aspectos de nuestra vida. Amén.
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