jueves, 23 de febrero de 2012

ORACION PARA CUARESMA


ORACION PARA CUARESMA

¡Oh Jesús! ¡Rey de los siglos y santificador de los tiempos, te adoro como Autor y Guía del santo tiempo de la Cuaresma, y como principio de toda la santidad que de él se deriva!, Adoro, ¡Oh Dios mío! todos tus deseos sobre tu iglesia y sobre mi propia persona, en particular para este tiempo de Gracia y de bendición excepcional, y el que sin duda quieres, ¡Oh Salvador mío! otórgame algunas Gracias particulares siempre y cuando no me oponga yo a ello con mi habitual dejadez y pereza. No lo permitas, te lo ruego de todo corazón, antes, por el contrario, destruye en mí cuanto pueda oponerse a tu Divino querer, y concédeme la Gracia de cumplir en todo tu Voluntad adorable.
De mi parte declaro, ¡oh mi Señor y mi Dios! que con todas las fuerzas de mi alma detesto todos mis pecados, para amarte sola y exclusivamente a Ti, y que renuncio a mi amor propio, a mi propia voluntad, y a cuanto aún en mí pertenezca del viejo Adán, responsable de mis vicios y miserias, para darme a Ti, a fin de hacer y soportar cuanto sea de tu agrado en toda mi vida, y especialmente durante el tiempo de esta Santa Cuaresma.
¡Oh Dios mío!, quiero considerar y emplear esta Cuaresma como si fuera la última de mi vida, a este fin, te dedico y consagro todas las buenas obras y ejercicios que en ella he de hacer, declarándote que no quiero de ninguna manera hacer, decir, ni pensar nada que no redunde en tu Gloria, y que deseo cumplir todas mis obligaciones con la mayor perfección posible, con el auxilio de tu Gracia que de todo corazón te pido.
¡Oh mi Jesús, deseo pasar esta Cuaresma Contigo y con tu Madre Santísima, y en la forma en que Tú y Ella la pasaron, mediante tu Gracia. Ustedes la pasaron en la soledad y alejamiento de toda humana compañía, y del superficial trato de los hombres. Tú, ¡oh Jesús mío! renunciaste aún a la dulce conversación de tu querida Madre, viviendo en perpetuo silencio, en continua Oración, y entregado a rigurosa penitencia, ayunando, durmiendo en el duro suelo del desierto, y soportando toda clase de mortificaciones exteriores e interiores. En todo ello te adoro Dios mío, como también en tus santas disposiciones espirituales, y me doy a Ti para acompañarte e imitarte en todo según tu deseo.
Quiero contigo y por amor a Ti, amar la soledad, el silencio, la Oración, y la penitencia; dame la Gracia, si tal es Tu Voluntad, de dejar de lado toda conversación superficial e inútil, y de renunciar a toda palabra mala o simplemente ociosa, y de tener toda mi alegría en conversar Contigo en la Oración, y de hacer todas mis acciones en espíritu de Oración y de recogimiento, y de sufrir por amor tuyo alguna penitencia o mortificación.
¡Oh Salvador mío!, te ofrezco las abstinencias y ayunos de esta Cuaresma, unidos a los de tu santa Iglesia, y a los de todos tus santos, y a los de tu queridísima Madre, en honor y unión de tus ayunos y penitencias, en satisfacción de nuestros pecados, y para que se cumpla tu Divina Voluntad en tu Iglesia y en mi propia persona de una manera especial.
¡Oh Madre de Jesús!, me ofrezco a Ti, hazme partícipe de las disposiciones santas con que Tú misma pasaste esa Cuaresma memorable. ¡San José, ángeles, santos y santas de Jesús! rueguen por nosotros, y alcáncennos, se los pido, la Gracia de pasar todo este tiempo santo, así como todo el restante de mi vida, en el servicio de mi Dios, según su Santa Voluntad. Amén. 
(Autor: San Juan Eudes)

 



TERCIO BIZANTINO "VERBO DIVINO" DEL PADRE MARCELO ROSSI.(CUARTO DIA)

TERCIO BIZANTINO "VERBO DIVINO" DEL PADRE MARCELO ROSSI.(CUARTO DIA)

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TERCIO BIZANTINO "VERBO DIVINO".


Salmo 142 (lamentación y súplica ante la angustia) y oración - Ambos textos de los Laudes de hoy

Antífona 1: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.

SALMO 142:
Señor, escucha mi oración;
tú, que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tú espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia.

ORACIÓN:
Señor, que tu gracia inspire, sostenga y acompañe nuestras obras, para que nuestro trabajo comience en ti, como en su fuente, y tienda a ti, como a su fin. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. AMEN

Preces para hoy Miércoles de Ceniza

Demos gracias a Dios Padre, que nos concede el don de iniciar hoy el tiempo cuaresmal; roguémosle que, durante estos días de salvación, la acción de su Espíritu purifique nuestros corazones y los llene de su amor, y digámosle:
Danos, Señor, tu Espíritu Santo.
Danos vivir de toda palabra
— que sale de tu boca.
Haz que busquemos la caridad no únicamente en los acontecimientos importantes,
— sino, ante todo, en la vida ordinaria.
Concédenos observar el ayuno que te agrada,
— compartiendo nuestro pan con los hambrientos.
Danos llevar en nuestros cuerpos la muerte de tu Hijo,
— tú que nos has vivificado en su cuerpo.
Danos, Señor, tu gracia para acoger el Evangelio de la vida como un don nuevo;
— y que sepamos a lo largo de esta jornada celebrarlo con alegría y gratitud, y anunciarlo con firmeza y amor.

PADRE NUESTRO