miércoles, 16 de mayo de 2012

"ARMADURA ESPIRITUAL DE TODO CRISTIANO PARA ESTOS TIEMPOS DE PURIFICACIÓN"


EL BUEN PASTOR ES EL QUE DA LA VIDA POR SUS OVEJAS

SEÑALES PRECURSORAS

Cuando ustedes tengan noticias de que hay guerras aquí o allá, no se asusten. Así tiene que ocurrir, sin embargo no será el fin. Porque una Nación peleará contra otra y un país hará guerra contra otro, y habrá terremotos en muchos lugares y habrá hambres. Eso apenas será el comienzo de los dolores.

Antes del fin, el Mensaje de la Salvación tiene que anunciarse a todas las Naciones.
(Marcos 13,7,8-10)

EL PRECURSOR

Yo os enviaré mi mensajero antes de que llegue el día grande y terrible del Señor. El hará volver el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres, para que cuando yo venga no tenga que exterminar la tierra.
(Malaquías 3,23,24

ARMADURA ESPIRITUAL

EFESIOS CAP 6 (10 AL 18)

Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con la fuerza de su poder. Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio. Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. Por lo tanto, tomen la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo y mantenerse firmes después de haber superado todos los obstáculos. Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Eleven constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu. Dedíquense con perseverancia incansable a interceder por todos los hermanos.

SALMO 91

Tú que habitas al amparo del Altísimo y resides a la sombra del Omnipotente, dile al Señor: «Mi amparo, mi refugio, mi Dios, en quien yo pongo mi confianza». Él te librará del lazo del cazador y del azote de la desgracia; te cubrirá con sus plumas y hallarás bajo sus alas un refugio. No temerás los miedos de la noche ni la flecha disparada de día, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni la plaga que azota a pleno sol. Aunque caigan mil hombres a tu lado y diez mil, a tu derecha, tú estarás fuera de peligro: su lealtad será tu escudo y armadura. Basta que mires con tus ojos y verás cómo se le paga al impío. Pero tú dices: «Mi amparo es el Señor», tú has hecho del Altísimo tu asilo. La desgracia no te alcanzará ni la plaga se acercará a tu tienda: pues a los ángeles les ha ordenado que te escolten en todos tus caminos. En sus manos te habrán de sostener para que no tropiece tu pie en alguna piedra; andarás sobre víboras y leones y pisarás cachorros y dragones. «Pues a mí se acogió, lo libraré, lo protegeré, pues mi Nombre conoció. Si me invoca, yo le responderé, y en la angustia estaré junto a él, lo salvaré, le rendiré honores. Alargaré sus días como lo desea y haré que pueda ver mi salvación.

PODEROSA ORACIÓN DE PROTECCIÓN, DADA POR EL SEÑOR PARA ESTOS TIEMPOS DE TRIBULACIÓN

(Se hace junto con la Armadura Espiritual EFESIOS 6:10-18 y el Salmo 91 todos los días y no olvidar hacer estas oraciones extensivas a la familia)

“Oh coraza de la sangre del redentor; protégeme en todos mis caminos y batallas espirituales; cubre mis pensamientos, potencias y sentidos con tu coraza protectora; reviste mi cuerpo con tu poder. Que los dardos incendiarios del maligno, no me toquen ni en el cuerpo, ni en el alma; que el veneno, ni el hechizo, ni el ocultismo me hagan daño; que ningún espíritu encarnado o descarnado me perturbe; que Satanás y sus huestes del mal, huyan de mi al ver la coraza de tu sangre protectora. Libérame de todo mal y peligro gloriosa sangre del redentor, para que pueda cumplir la misión que me ha sido encomendada y dar gloria a dios. Me consagro y te consagro mi familia voluntariamente al poder de tu sangre redentora. Oh mi buen Jesús, libérame a mí y a mi familia y seres queridos de todo mal y peligro.” Amén

CONSAGRACIÓN A LA SANGRE PRECIOSA DE JESUCRISTO

Consciente de mi nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y Te agradezco por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura. Te agradezco especialmente por liberarme, mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor de Satanás. En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo patrono, y de toda la corte celestial, me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a Tu Preciosa Sangre, por la cual has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. Te prometo, con la ayuda de Tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a fin de que Tu Sangre adorable sea honrada y glorificada por todos.
De esta manera, deseo reparar por mi deslealtad hacia Tu Preciosa Sangre de Amor, y compensarte por las muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación. ¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados! He aquí, querido Jesús, que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado, y que perdones a todos los que te ofenden. ¡Oh Divino Salvador! rocíame a mí y a todos los hombres con Tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, ¡oh Amor Crucificado, de ahora en adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el Precio de nuestra salvación! Amén.

María la Divina Pastora, nos da una estrategia de salvación:

"Después de la SANTA MISA, la Sagrada Comunión, la frecuencia en los Santos Sacramentos, especialmente en la Divina Eucaristía, leer y practicar la Santa Palabra de Dios, de cubrirse con la Preciosa Sangre de mi hijo Jesús y de guardarse en sus Santas Llagas, y del cumplimiento fiel de los Santos y Divinos Mandamientos..., el único camino para llegar a la SALVACION es la fe y la oración y sobre todo, el rezo del Santo Viacrucis y del Santo Rosario"



FUENTE: http://hermano-jose.blogspot.com.es/2012/05/armadura-espiritual-de-todo-cristiano.html

SILENCIO Y PALABRA: CAMINO DE EVANGELIZACIÓN (Benedicto XVI-Mensaje para la jornada mundial de las comunicaciones sociales.)

SILENCIO Y PALABRA: CAMINO DE EVANGELIZACIÓN


Mensaje para la jornada mundial de las comunicaciones sociales
Benedicto XVI

Silencio y Palabra: camino de evangelización

20 de mayo 2012

Queridos hermanos y hermanas:

Al acercarse la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales de 2012, deseo compartir con vosotros algunas reflexiones sobre un aspecto del proceso humano de la comunicación que, siendo muy importante, a veces se olvida y hoy es particularmente necesario recordar. Se trata de la relación entre el silencio y la palabra: dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse, alternarse e integrarse para obtener un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas. Cuando palabra y silencio se excluyen mutuamente, la comunicación se deteriora, ya sea porque provoca un cierto aturdimiento o porque, por el contrario, crea un clima de frialdad; sin embargo, cuando se integran recíprocamente, la comunicación adquiere valor y significado.

El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.

Gran parte de la dinámica actual de la comunicación está orientada por preguntas en busca de respuestas. Los motores de búsqueda y las redes sociales son el punto de partida en la comunicación para muchas personas que buscan consejos, sugerencias, informaciones y respuestas. En nuestros días, la Red se está transformando cada vez más en el lugar de las preguntas y de las respuestas; más aún, a menudo el hombre contemporáneo es bombardeado por respuestas a interrogantes que nunca se ha planteado, y a necesidades que no siente. El silencio es precioso para favorecer el necesario discernimiento entre los numerosos estímulos y respuestas que recibimos, para reconocer e identificar asimismo las preguntas verdaderamente importantes. Sin embargo, en el complejo y variado mundo de la comunicación emerge la preocupación de muchos hacia las preguntas últimas de la existencia humana: ¿quién soy yo?, ¿qué puedo saber?, ¿qué debo hacer?, ¿qué puedo esperar? Es importante acoger a las personas que se formulan estas preguntas, abriendo la posibilidad de un diálogo profundo, hecho de palabras, de intercambio, pero también de una invitación a la reflexión y al silencio que, a veces, puede ser más elocuente que una respuesta apresurada y que permite a quien se interroga entrar en lo más recóndito de sí mismo y abrirse al camino de respuesta que Dios ha escrito en el corazón humano.

En realidad, este incesante flujo de preguntas manifiesta la inquietud del ser humano siempre en búsqueda de verdades, pequeñas o grandes, que den sentido y esperanza a la existencia. El hombre no puede quedar satisfecho con un sencillo y tolerante intercambio de opiniones escépticas y de experiencias de vida: todos buscamos la verdad y compartimos este profundo anhelo, sobre todo en nuestro tiempo en el que “cuando se intercambian informaciones, las personas se comparten a sí mismas, su visión del mundo, sus esperanzas, sus ideales” (Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de 2011)

Hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios. En la esencialidad de breves mensajes, a menudo no más extensos que un versículo bíblico, se pueden formular pensamientos profundos, si cada uno no descuida el cultivo de su propia interioridad. No sorprende que en las distintas tradiciones religiosas, la soledad y el silencio sean espacios privilegiados para ayudar a las personas a reencontrarse consigo mismas y con la Verdad que da sentido a todas las cosas. El Dios de la revelación bíblica habla también sin palabras: “Como pone de manifiesto la cruz de Cristo, Dios habla por medio de su silencio. El silencio de Dios, la experiencia de la lejanía del Omnipotente y Padre, es una etapa decisiva en el camino terreno del Hijo de Dios, Palabra encarnada… El silencio de Dios prolonga sus palabras precedentes. En esos momentos de oscuridad, habla en el misterio de su silencio” (Exhort. ap. Verbum Domini, 21). En el silencio de la cruz habla la elocuencia del amor de Dios vivido hasta el don supremo. Después de la muerte de Cristo, la tierra permanece en silencio y en el Sábado Santo, cuando “el Rey está durmiendo y el Dios hecho hombre despierta a los que dormían desde hace siglos” (cf. Oficio de Lecturas del Sábado Santo), resuena la voz de Dios colmada de amor por la humanidad.

Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. “Necesitamos el silencio que se transforma en contemplación, que nos hace entrar en el silencio de Dios y así nos permite llegar al punto donde nace la Palabra, la Palabra redentora” (Homilía durante la misa con los miembros de la Comisión Teológica Internacional, 6 de octubre 2006). Al hablar de la grandeza de Dios, nuestro lenguaje resulta siempre inadecuado y así se abre el espacio para la contemplación silenciosa. De esta contemplación nace con toda su fuerza interior la urgencia de la misión, la necesidad imperiosa de “comunicar aquello que hemos visto y oído”, para que todos estemos en comunión con Dios (cf. 1 Jn 1,3). La contemplación silenciosa nos sumerge en la fuente del Amor, que nos conduce hacia nuestro prójimo, para sentir su dolor y ofrecer la luz de Cristo, su Mensaje de vida, su don de amor total que salva.

En la contemplación silenciosa emerge asimismo, todavía más fuerte, aquella Palabra eterna por medio de la cual se hizo el mundo, y se percibe aquel designio de salvación que Dios realiza a través de palabras y gestos en toda la historia de la humanidad. Como recuerda el Concilio Vaticano II, la Revelación divina se lleva a cabo con “hechos y palabras intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas” (Dei Verbum, 2). Y este plan de salvación culmina en la persona de Jesús de Nazaret, mediador y plenitud de toda la Revelación. Él nos hizo conocer el verdadero Rostro de Dios Padre y con su Cruz y Resurrección nos hizo pasar de la esclavitud del pecado y de la muerte a la libertad de los hijos de Dios. La pregunta fundamental sobre el sentido del hombre encuentra en el Misterio de Cristo la respuesta capaz de dar paz a la inquietud del corazón humano. Es de este Misterio de donde nace la misión de la Iglesia, y es este Misterio el que impulsa a los cristianos a ser mensajeros de esperanza y de salvación, testigos de aquel amor que promueve la dignidad del hombre y que construye la justicia y la paz.

Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar, y esto es especialmente importante para los agentes de la evangelización: silencio y palabra son elementos esenciales e integrantes de la acción comunicativa de la Iglesia, para un renovado anuncio de Cristo en el mundo contemporáneo. A María, cuyo silencio “escucha y hace florecer la Palabra” (Oración para el ágora de los jóvenes italianos en Loreto, 1-2 de septiembre 2007), confío toda la obra de evangelización que la Iglesia realiza a través de los medios de comunicación social.

Vaticano, 24 de enero 2012, fiesta de San Francisco de Sales

BENEDICTUS PP. XVI

REPORTAJE DE TV "TRAS LAS HUELLAS DE JESUS"

REPORTAJE DESDE TIERRA SANTA ACERCA DE LA VIDA DE JESUS Y LOS LUGARES SANTOS POR DONDE PASO...SON TRES VIDEOS.

TRAS LAS HUELLAS DE JESUS PARTE 1:



TRAS LAS HUELLAS DE JESUS PARTE 2:


TRAS LAS HUELLAS DE JESUS PARTE 3:



FUENTE: GUADALUPE TV



REFLEXION: "LOS REGALOS DEL ESPIRITU SANTO


Los regalos del Espíritu Santo

 Los regalos del Espíritu Santo
 
  
Los regalos del Espíritu Santo


 En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos asegura de que tenemos el Espíritu Santo para enseñarnos lo que necesitamos saber y para ayudarnos a reconocer la verdad. Para comprender mejor cómo sucede esto, contemplemos los siete regalos santificadores del Espíritu, como aparecen en Isaías 11:2-3.

La sabiduría: La sabiduría de Dios es contraria a la sabiduría del mundo. El regalo de la sabiduría que nos da el Espíritu Santo nos ayuda a separarnos del mundo y apreciar sólo lo que es celestial. Esta sabiduría, utilizada en la vida cotidiana, nos anima en las maneras de Cristo. Encontramos el placer en lo que es sagrado.

La inteligencia: ¿Qué es lo que no te gusta de alguna enseñanza de la iglesia? ¿Qué es dudoso acerca de las maneras de la fe? Pide al Espíritu Santo que te de la inteligencia y serás iluminado. Tú obtendrás cada vez más una mayor conciencia de sabiduría en las enseñanzas de la iglesia y un sentido más fuerte acerca de las verdades de la fe, del amor de Dios, de sus planes para ti, etc.

El consejo: ¿Estás indeciso acerca de una decisión que necesitas hacer? ¿Te sientes inseguro en las elecciones que estás enfrentando? El Espíritu Santo quiere guiarte e instruirte para que puedas tomar las decisiones correctas. Mi oración predilecta para esto es: "Señor, abre las puertas de las oportunidades en el camino que debo tomar, y cierra todas las puertas que me dirigen a otra parte". ¡Y él lo hace!

Fortaleza: ¿Estás cansado por las dificultades? El Espíritu Santo nos da valor sobrenatural para persistir y vencer obstáculos y dificultades. De esto aprendemos que podemos confiar verdaderamente en Jesús y alcanzar un final bueno a pesar de lo malo y largo que parezcan los problemas.

El conocimiento: El Espíritu Santo nos dirige a los senderos correctos y a las soluciones correctas, aun sobrenaturalmente si es necesario. Mira cuidadosamente; el Espíritu de la Verdad nos señala los peligros que debemos evitar y los objetivos que debemos alcanzar. Escucha las canciones, las escrituras, y las personas que Dios pone "casualmente" en tú día. Si su mensaje parece familiar, porque el Espíritu Santo ya te lo ha estado diciendo en tú corazón, confía en ello y continúa con seguridad.

La piedad: ¿Tienes un deseo de adoptar una vida de santidad y de imitar a Cristo? Este deseo viene directamente del Espíritu Santo, que nos enseña a cómo responder a cada situación con acciones y actitudes sagradas.

Temor del Señor: El respeto para Dios es instintivo, ¿verdad? Es porque es puramente un regalo del Espíritu Santo. El temor del Señor es un respeto profundo para su santidad perfecta. Entre más avivada es nuestra relación con el Espíritu, más aborrecemos la idea de ofender al Señor a quien adoramos tanto.

Aquí está una oración para aumentar estos regalos:

Ven, Espíritu Santo, y renueva la faz de la tierra por medio de mí.
Lléname con Tu vida y Tu gracia, para que mi alma pueda ser santificada.
Aumenta en mí el regalo de la santa sabiduría, para que pueda utilizar sabiamente los regalos que Tú me has dado.
Aumenta en mí el regalo de la inteligencia, para que pueda oír y responder a Tú llamado.
Aumenta en mí el regalo de Tú buen consejo, para que yo siempre pueda seguir la voluntad de Dios.
Aumenta en mí el regalo del conocimiento, para que pueda crecer en la santidad conociendo a Dios y a mi mismo más completamente.
Aumenta en mí el regalo del amor, para que pueda servir siendo las manos, los pies y voz de Cristo compartiendo Su amor con todos con los que me encuentre hoy. Like us on Facebook
¡Ven, Espíritu Santo! ¡Renueva la faz de la tierra por medio de mí!
Amén. Follow us on Twitter
 
Reflexión de la Buena Nueva
Miércoles de la Sexta Semana de Pascua
16 de mayo, 2012

 

Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org , registrada en el registro de propiedad literaria (c) 2012. Para obtener permiso para re enviar este o imprimirlo o copiarlo, vaya a Derechos de autor
© 2012 por Terry A. Modica
 
Reflexiones para el Alma               Efesios 6, 11 - 13
11.
Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo.

12.
Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba.

13.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas.


Lecturas del día:
 
Hechos 17:15, 22-18:1
Salmo 148:1-2, 11-14
Juan 16:12-15
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Sorpresa Espiritual AQUI

 

Reflexiones para el Alma | 11345 SW 128 Street | Miami | FL | 33176

REFLEXION: "La vida, un tren que no para"

Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
La vida, un tren que no para
Meditaciones Sembrando Esperanza. Sabemos que este tren sólo realiza un viaje, el de ida. Tratemos, entonces, de viajar lo mejor posible.
 
La vida, un tren que no para
Un día, leí un libro que comparaba la vida con un viaje en tren. Una comparación extremadamente interesante, cuando es bien interpretada. Interesante, porque nuestra vida es como un viaje en tren, llena embarques y desembarques, de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables, con algunas subidas y bajadas tristes.

Cuando nacemos y subimos al tren, encontramos dos personas queridas que nos harán conocer el viaje hasta el fin: nuestros padres.

Lamentablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más: quedaremos huérfanos de su cariño, protección y afecto. Pero a pesar de esto, nuestro viaje deberá continuar. Conoceremos otras interesantes personas durante la larga travesía; entre ellos, nuestros hermanos, amigos y amores. Muchos de ellos sólo realizarán un corto paseo, otros, estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas.

En el tren, también viajarán personas que andarán de vagón en vagón para ayudar a quien lo necesite. Muchos se bajarán y dejarán recuerdos imborrables, otros, en cambio, viajarán ocupando asientos sin que nadie perciba que están ahí sentados.

Es curioso ver cómo algunos pasajeros que queremos, deciden sentarse alejados de nosotros en otros vagones. Esto nos obliga a realizar el viaje separado de ellos, pero no nos impedirá, aunque tal vez con alguna dificultad, acercarnos a ellos. Lo difícil es aceptar que, a pesar de estar cerca, no podremos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las personas que los acompañan.

Este viaje es así, lleno de atropellos, sueños, fantasías, esperas, llegadas y partidas, triunfos y fracasos. Sabemos que este tren sólo realiza un viaje, el de ida. Tratemos, entonces, de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que, en algún momento del viaje, alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entenderlo. A nosotros también nos ocurrirá lo mismo, seguramente alguien nos entenderá y ayudará.

El gran misterio de este viaje es que no sabemos en cuál estación nos tocará descender. Pienso: cuando tenga que bajarme del tren ¿sentiré añoranzas? Mi respuesta es sí; dejar a mis hijos, amigos, compañeros de trabajo, "alumnos", viajando solos será muy triste. Separarme de los amores de mi vida, será doloroso. Pero tengo la esperanza, de que en algún momento, nos volvamos a encontrar en la estación principal y tendré la emoción de verlos llegar con mucha más experiencia de la que tenían al iniciar el viaje. Seré feliz al pensar que en algo pude colaborar para que ellos hayan crecido como buenas personas.

Ahora, en este momento, el tren disminuye la velocidad para que suban y bajen personas. Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando. ¿Quién subirá?, ¿quién será? Me gustaría que tú pensases que el desembarcar del tren, no es sólo una representación de la muerte o el término de una historia que dos personas construyeron y que por motivos íntimos dejaron desmoronar.

Estoy feliz de ver cómo ciertas personas, como nosotros, tienen la capacidad de reconstruir para volver a empezar, eso es señal de lucha y garra, y saber vivir es poder obtener lo mejor de todos los pasajeros.

Agradezco a Dios, porque estemos realizando este viaje juntos, y a pesar de que a veces nuestros asientos no estén juntos, con seguridad el vagón en el que vamos, y el maquinista son los mismos.

A tí, que estás leyendo, te dejo un abrazo enorme, que tengas un gran día y gracias por acompañarme en este viaje.


http://www.staffcatholic.net/radioytv/esperanza/sembrandoesperanza1/52lavidauntrenquenopara.mp3



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Dennis Doren LC


    Puedes escuchar esta meditación en audio entrando al Podcast de Catholic.net aquí:

    viernes, 11 de mayo de 2012

    PADRE EMILIANO TARDIFF - LA ADQUISICIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

    El Padre Emiliano Tardif, uno de los fundadores de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo nos muestra como es
    de importante en nuestra vida cristiana la adquisicion del Espiritu Santo, para poder llevar una vida de santidad y de servicio como la que Dios quiere para nosotros.

    El Espiritu Santo que aviva nuestro ser, y que nos capacita con los
    dones y carismas que necesitamos para llevar a cabo la mision de evangelizar. Aunque el Espiritu Santo es un un poco dificil de entender, el padre Tardif nos invita a probarlo para poder entender que es lo que este hace en nuestras vidas.
     

    miércoles, 9 de mayo de 2012

    BENEDICTO XVI,HOMILIA DE LA SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

           
           Dice el Magníficat: mi alma “engrandece” al Señor, es decir, proclama que el Señor es grande.María desea que Dios sea grande en el mundo,que sea grande en su vida, que esté presente en todos nosotros. No tiene miedo de que Dios sea un “competidor” en nuestra vida, de que con su grandeza pueda quitarnos algo de nuestra libertad,de nuestro espacio vital. Ella sabe que,si Dios es grande, también nosotros somos grandes.No oprime nuestra vida, sino que la eleva y la hace grande: precisamente entonces se hace
    grande con el esplendor de Dios.
         El hecho de que nuestros primeros padres pensaran lo contrario fue el núcleo del pecado original. Temían que, si Dios era demasiado grande, quitara algo a su vida. Pensaban que debían apartar a Dios a fin de tener espacio para ellos mismos. Esta ha sido también la gran tentación de la época moderna, de los últimos tres o cuatro siglos. Cada vez más se ha pensado y dicho: “Este Dios no nos deja libertad, nos limita el espacio de nuestra vida con todos sus mandamientos.Por tanto, Dios debe desaparecer; queremos ser autónomos, independientes. Sin este Dios nosotros seremos dioses, y haremos lo que nos plazca”.
         Este era también el pensamiento del hijo pródigo, el cual no entendió que, precisamente por el hecho de estar en la casa del padre, era “libre”. Se marchó a un país lejano, donde malgastó su vida. Al final comprendió que, en vez de ser libre, se había hecho esclavo, precisamente por haberse alejado de su padre; comprendió
    que sólo volviendo a la casa de su padre podría ser libre de verdad, con toda la belleza de la vida.
           Lo mismo sucede en la época moderna. Antes se pensaba y se creía que, apartando a Dios y siendo nosotros autónomos, siguiendo nuestras ideas, nuestra voluntad, llegaríamos a ser realmente libres, para poder hacer lo que nos apetezca sin tener que obedecer a nadie. Pero cuando Dios desaparece, el hombre no llega a ser más
    grande; al contrario, pierde la dignidad divina,pierde el esplendor de Dios en su rostro. Al final se convierte sólo en el producto de una evolución ciega, del que se puede usar y abusar. Eso es precisamente lo que ha confirmado la experiencia de nuestra época.
           El hombre es grande, sólo si Dios es grande.Con María debemos comenzar a comprender que es así. No debemos alejarnos de Dios, sino hacer que Dios esté presente, hacer que Dios sea grande en nuestra vida; así también nosotros seremos divinos: tendremos todo el esplendor de la dignidad divina.
    Apliquemos esto a nuestra vida. Es importante que Dios sea grande entre nosotros, en la vida pública y en la vida privada. En la vida pública, es importante que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruz en los edificios públicos; que Dios esté presente en nuestra vida común, porque sólo si Dios está presente tenemos una orientación, un camino común; de lo contrario, los contrastes se hacen inconciliables, pues ya no se reconoce la dignidad común. Engrandezcamos a Dios en la vida pública y en la vida privada. Eso significa hacer espacio a Dios cada día en nuestra vida, comenzando desde la mañana con la oración y luego dando tiempo a Dios, dando el domingo a Dios. No perdemos nuestro tiempo libre si se lo ofrecemos a Dios. Si Dios entra en nuestro tiempo, todo el tiempo se hace más grande, más amplio, más rico. 

    En este día de fiesta demos gracias al Señor por el don de esta Madre y pidamos a María que nos ayude a encontrar el buen camino cada día. Amén.




    EXTRAIDO DE:

    SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN
    DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

    HOMILÍA DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI

    Parroquia Pontificia de Santo Tomás de Villanueva, Castelgandolfo
    Lunes 15 de agosto de 2005