¿Estas
fatigado? ¿Agotado y cansado por los problemas familiares,
dificultades en el trabajo, desafíos en el ministerio, y quizás hasta
ataques espirituales en contra de tú alma? Jesús dice en el pasaje del
Evangelio de hoy: "Venid a mi todos los que estáis fatigados y
sobrecargados, y yo os daré descanso". Podemos descansar tomando su
yugo o cruz sobre nosotros.
¿Qué?.... ¡Suena como más peso para mí!
El
yugo de Jesús es humildad - es decir, soportar las dificultades con
ternura, paciencia, perdón, y hacer todavía algo extra. Pero esto parece
una cruz o un yugo muy pesado; ¿cómo nos refrescará? ¿Cómo puede hacer
nuestras cargas más ligeras?
La
primera lectura de hoy habla de nuestros anhelos: Queremos la paz de
Dios. Deseamos un camino fácil entre los problemas difíciles. Nos
sentimos como la mujer durante el parto, pujando dolorosamente durante
horas pero expulsando sólo gases. (Isaías utilizó la palabra "viento",
pero... ¿no piensas que quizás él se había estado refiriendo al viento
maloliente que sale de nuestros cuerpos?)
Realmente,
el descanso en PAZ, que necesitamos, está disponible cada momento,
porque Jesús está con nosotros en cada momento. Al aceptar su yugo
sobre nosotros, nos unimos a él. Ya que él es el fuerte del equipo, el
peso del yugo es más pesado en él que en nosotros. Nuestras cargas se
sienten más ligeras. Si no presionamos el yugo jalando a Jesús en
nuestra dirección, él nos dirige al reino de la bondad eterna por medio
de su poder, su fuerza, y su energía.
Los dolores de
la vida son más fáciles de soportar cuando nos damos cuenta de que hay
algo más grande. Cuando aramos con Jesús por campos difíciles, nosotros
ayudamos a sembrar el reino de Dios, haciendo una diferencia para toda
la eternidad. ¡Eso es impresionante!
Si pudiéramos ver a
donde nos lleva Jesús con nuestros arados, estaríamos agradecidos por la
nueva cosecha que crecerá. Pero nosotros no podemos ver el futuro - si
pudiéramos, probablemente ignoraríamos la cosecha fructífera, nos
enfocaríamos en el sudor del trabajo, dejaríamos caer el yugo y
correríamos.
Tenemos que confiar, en vez de eso, en
las promesas que Dios no provee para nuestro ánimo: "Encontrarán
descanso para ustedes mismos," él dice. La Biblia está llena de
promesas que son garantías destinadas a re fortalecernos y mantenernos
arando adelante a través de lo que sea necesario para producir frutos
maravillosos.
Podemos gemir y quejarnos de las
dificultades, o podemos perdonar a los que hacen nuestra vida difícil.
El perdón es la llave para encontrar la paz de Cristo que es con derecho
nuestra. El perdón a menudo requiere mucho esfuerzo, aunque, mucho
cavar en nuestra humildad donde podemos encontrar el consentimiento para
perdonar, un consentimiento que ya existe profundamente debajo de
nuestro dolor.
Entre más profundo aramos con Jesús,
más fuertes llegan a ser nuestros músculos. Y entre más utilizamos estos
músculos, más ligera se siente la carga.
Reflexión de Las Buenas Nuevas
Jueves de la Décima Quinta Semana del Tiempo Ordinario
19 de julio, 2012
HOLA PASO VISITANDO SU BLOG, BENDICIONES
ResponderEliminarMI BLOG www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com