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Hoy, algo te sucederá que te dará la oportunidad de tocar la vida de alguien con el amor de Dios.
Si escoges conscientemente aprovechar al máximo de la situación, te
sentirás retado, quizás un poco asustado o intimidado, pero
experimentarás la alegría de hacer una diferencia para el reino de Dios.
¡Y quizás te sorprendas de que bien lo hiciste!
Lo harás bien porque Dios te ha estado preparando para esta situación por mucho tiempo.
Tus dificultades, tú educación espiritual, tú proceso personal de
purificación, los conocimientos que obtuviste durante tu tiempo de
oración, tus conversaciones con los demás que han estado centradas en
Cristo- todo esto y más ha formado parte de la preparación.
Tú
eres como la semilla en la lectura del Evangelio de hoy. Las
circunstancias de la vida te han fertilizado, te han regado con agua,
han embaldosado tú tierra. Mientras tanto, la semilla brotó, la planta
creció, y las flores comenzaron a producir fruta buena.
Cada día, todos enfrentamos pequeñas y a veces grandes oportunidades para servir al reino de Dios. No
tenemos que ser voluntarios de jornada completa ni empleados pagados de
la Iglesia para trabajar para Dios. El toca el mundo por medio de
nosotros en nuestros hogares, nuestros lugares de trabajo, nuestras
parroquias, en la tienda de comida, en los embotellamientos del tráfico,
en el Internet, y por todas partes a dónde vamos.
¿Han brotado algunas de tus semillas en un árbol que se ha marchitado por descuido o que ha sido cortado por otros?
Esto nos sucede a todos. Las Buenas Nuevas son: En cada árbol
marchitado, por lo menos una fruta se queda, marchitada y apenas colgada
de una rama sin vida, pero teniendo secretamente una semilla muy
valiosa.
Debemos
tomar esas frutas feas y muertas y plantarlas en tierra de hoy
frescamente embaldosada. Nueva vida seguramente saldrá de la tierra. Un
nuevo árbol crecerá y llegará a ser más alto y más fuerte y más
abundantemente fructífero que el árbol de donde vino, porque el
decaimiento del árbol original es ahora abono adicional para la tierra.
Por
ejemplo, éstas Reflexiones Diarias nunca habrían empezado si no por la
destrucción del primer árbol de Ministerios de Las Buenas Nuevas debido
por el mal comportamiento y adicciones de nuestro primer capellán.
Mientras buscaba un nuevo campo para poner mis semillas (en 1999),
comencé a compartir mis reflexiones de las lecturas de la Misa con unos
pocos amigos vía correo electrónico. Este árbol joven de un ministerio
de correo electrónico ha crecido a bien más de 15,000 suscriptores, no
contando las veces innumerables que los lectores han pasado mis
reflexiones a otros.
Y
ese es sólo una de las maneras que el huerto de Las Buenas Nuevas ha
crecido y se ha multiplicado. (Para probar los frutos de nuestro extenso
huerto, visita nuestra página en http://gnm.org. Para enterarte de nuevos proyectos, asegúrate de leer mis cartas de noticias).
En
todo lo que te suceda hoy, recuerda: Tú tienes buenos frutos que
compartir; Dios te ha estado preparando para ello. ¡Ya ESTAS listo!
Reflexión de Las Buenas Nuevas
Viernes de la Tercera Semana del Tiempo Ordinario
27 de Enero, 2012
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