Animado por una hermana de una isla hermana, que no pudo venir a este retiro y me pidió que si al final no podía venir le contara todo lo que pudiera del retiro, pues con mis grandes limitaciones intentaré hacer aquí un humilde resumen de lo benditamente acontecido.
Comenzamos el pasado sábado 24 de marzo a las 10 de la mañana, y en medio de la alabanza el Señor nos dio una Palabra totalmente en sintonía con este tiempo en el que estamos de Cuaresma:
“<
Desgarrad vuestro corazón y no vuestros vestidos, volved a Yahvé, vuestro Dios, porque él es clemente y compasivo, lento a la cólera, rico en amor, y se retracta de las amenazas.
¡Quién sabe si volverá y se compadecerá, y dejará a su paso bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios!
¡Tocad la trompeta en Sión, promulgad el ayuno, convocad la asamblea, congregad al pueblo, purificad la comunidad, reunid a los ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho!
Que salga el esposo de su alcoba y la esposa de su lecho.
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahvé, y digan: <<¡Perdona, Yahvé, a tu pueblo, y no entregues tu heredad a la deshonra y a la burla de las naciones!
Que no se diga entre los pueblos: ¿Dónde está su Dios?>>”
(Libro de Joel 2, 12-17)
Bendito Dios! Porque es Bueno y nos Ama, Dios está dentro de cada uno de nosotros, de todos; como se nos dijo en el retiro, desde el momento en que se une el espermatozoide con el óvulo ya tenemos como si fueran tres gotitas de Dios por dentro, creyentes y no creyentes, bautizados y no bautizados, pero esas gotitas quieren crecer más y más, para tener una vida más plena, es decir, una vida más divina. Ya les estoy contando cosas que se nos dijeron en la primera enseñanza del predicador carismático, nuestro hermano Ignacio, que es médico, actualmente trabaja en un Hospital de Tenerife, y, sobre todo, es un fiel siervo de la Palabra del Señor. Recuerdo cómo en el primer retiro de este seminario nos contaba que él ha visto sanaciones incluso físicas de pacientes tras haber, simplemente, recibido el sacramento de la confesión. Pues el título de la primera enseñanza fue: Las tres dimensiones del hombre: cuerpo, alma y espíritu. Lo primero que hicimos fue hacer un resumen de lo que habíamos hablado el fin de semana del primer retiro, donde hablamos del Amor de Dios, de que Jesús es Señor, del avivamiento de los grupos de oración, de los dones y carismas del Espíritu Santo y concretamente del don de orar en lenguas. Y volvimos a repetir que ¡Dios está en el negocio de la vida! Un perrito manso y callejero no le hace daño a nadie, nosotros podemos ser como esos perritos mansos o callejeros, que tampoco le hacemos daño a nadie, pero tampoco llevamos una vida plena, y Dios vino a esta tierra para darnos Vida en plenitud, en abundancia! En esta primera enseñanza hablamos de que el hombre es un espíritu encarnado:
El cuerpo es materia temporal y corruptible.
El alma es de naturaleza espiritual, es lo que soy yo realmente, es mi “yo” más profundo. Aquí radican la inteligencia, la voluntad y la libertad del hombre. La unión del cuerpo y del alma es íntima y perfecta. Se separan sólo cuando muere el cuerpo.
El espíritu es el soplo de vida que procede de Dios, y que permanece en mí haciendo posible la existencia del cuerpo, la existencia del alma, y su unión. Es la presencia de Dios (Espíritu Santo) en cada persona humana.
Nuestra Madre María entendió muy bien todo esto cuando exclamó: “Y dijo María: Alaba mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador” (Evangelio de Lucas 1, 26)
La segunda enseñanza se tituló: Los frutos del Espíritu Santo. Se hizo una distinción muy comprensible entre dones y carismas (que significan lo mismo) y frutos del Espíritu Santo. Los carismas (en la Renovación preferimos más llamarlos así en vez de dones) son capacidades que da el Señor a cada persona para que las use en servicio de los demás (por ejemplo el carisma de la interseción por los demás, el carisma de la acogida, el carisma de la predicación, el carisma de la música, el carisma de la profecía, etc); y los frutos del Espíritu Santo son huellas de que el Señor ha pasado por nosotros y ha obrado en nosotros, son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce, aunque pueden ser muchos más: Caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad. Una verdad que se nos dijo y que me llegó mucho fue que nunca salimos igual después de que el Espíritu Santo obre en nosotros , y puede obrar a través de la oración, de los sacramentos, etc; es como cuando el alfarero mete el dedo en una pieza de barro que tiene en el torno y le saca un agarradero al jarrón u otro por el otro lado, es decir, que la cambia. Las lecturas bíblicas de donde se saca esta enseñanza son: Evangelio de Mateo 7, 20; 5, 43-48; Carta a los Gálatas 5, 19-26 y Evangelio de Mateo 5, 48.
Luego, y qué momento más oportuno, tuvimos una exposición al Santísimo, en la que se nos regaló una presencia bellísima del Señor, donde Él nos siguió moldeando, y como todos los cambios que hace el Señor siempre siempre son a mejor, bendito Dios! A mí también me sobrecogieron los descansos en el Espíritu que regaló el Señor a diferentes hermanos. Para no extenderme mucho, si quieren conocer más sobre lo que son descansos en el Espíritu, les dejo aquí un enlace con una buena explicación:
http://hermano-jose.blogspot.com.uk/2009/01/qu-es-el-descanso-en-el-espritu.html
Por la tarde tuvimos una preciosa enseñanza y muy profunda titulada: Tus derechos en Cristo. Y el predicador la resumió con un cuento que se inventó San Francisco de Asís para contarle a sus frailes y explicarles esta enseñanza. El cuento trata de una madre que vivía en un pueblito muy muy pobre, y que un día mandó a sus hijos al palacio del rey, diciéndoles que el Rey era el padre de ellos; cuando llegaron al palacio el rey confirmó con unas cuantas preguntas que eran sus hijos y los atendió como tal, y les dijo que siempre que tuvieran alguna necesidad tenían las puertas del palacio abiertas para que acudieran a él. Así entendemos que las puertas del cielo se nos han sido abiertas a través de Cristo, el cual ha justificado todas nuestras pobrezas, y nosotros podemos acercarnos al trono de la gracia cada vez que queramos con la confianza de hijos del Padre. La justificación es la obra más excelente del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús y concedido por el Espíritu Santo. San Agustín afirma que “la justificación de la persona es una obra más grande que la creación del cielo y de la tierra”, porque “el cielo y la tierra pasarán, mientras la salvación y la justificación de los elegidos permanecerán”. Como también se nos dice en el Evangelio “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga vida en abundancia”.
Seguimos avanzando y llegamos a la mañana del Domingo, y tengo que dar las gracias a Dios también en este punto, porque no es que lo creamos sino que lo sabemos, que hay alguien muy interesado en que no tengamos un encuentro con el Señor, y ese alguien es el Enemigo, que es un ser personal, pero gracias a Dios, luego de tantos inconvenientes y obstáculos, pudimos llegar al lugar del retiro, bendito sea su Nombre!!
La cuarta enseñanza se titulaba: La autoridad del Creyente.
Toda forma de Autoridad tiene su origen en Dios (Libro de Sabiduría 6, 1-11). Dios creó al hombre y le dio autoridad para que dominase la creación y sus criaturas (para que las dominase bien, no para que las esconchase (palabra canaria que significaría “estropease”). De hecho Adán tenía una relación íntima con Dios, ambos caminaban y dialogaban juntos en el paraíso.
Cuando Adán y Eva aceptaron la palabra de Satanás y pecaron, cometieron un acto de alta traición contra Dios. Este grave acto significó la entrega de Adán a Satanás, de todo lo que legalmente le correspondía. De esta manera Satanás se convierte en el dios de este mundo (Evangelio de Juan 12, 31).
Debido a que Dios es justo, y que Satanás había conseguido hacerse con la autoridad del hombre de una manera legal, Dios preparó un plan para restablecer la autoridad del hombre. Esa autoridad debía ser ganada por otro hombre, su nombre es Jesús, Dios encarnado nacido de una mujer (María). Al nacer a través del vientre de una mujer Jesús tenía legitimidad legal para operar en la tierra. Es así como se inicia el plan para la Redención de la humanidad.
Aquí vemos cómo María colaboró tanto con la gracia de Dios que ésta se hizo carne dentro de ella! Y esto está muy en relación de una frase de San Francisco de Asís que se nos repitió bastante en el retiro, en la que nos dice que la Gracia está muchas veces en relación proporcional a nuestro esfuerzo; esto no quiere decir que la Bendición o Gracia del Señor dependa de nuestro esfuerzo personal, pues ciertamente no es así, porque todo es un regalo de Dios, pero sí que aceptar ese Regalo conlleva un esfuerzo, como le costó también a nuestra Madre María, es, por tanto, el esfuerzo de aceptarlo, de decir “Hágase”; y por eso vemos a personas que avanzan con pasos agigantados en el camino de la santidad y otras que nos quedamos más apocaditos. Estamos en una batalla espiritual, con la fundamental asistencia del Espíritu Santo, pero hay que estar con la mente puesta en que la batalla ya está ganada, pues la Victoria ya nos la dio y nos la da el Señor. Nosotros tan solo nos toca la pequeña colaboración de aceptar esa Victoria o Gracia, porque Dios respeta totalmente nuestra libertad. Por eso, también, la Iglesia siempre estará en contra de las faltas de libertades como las dictaduras, las penas de muerte, etc.
Aquí les escribo un apunte que tomé de una frase que me llegó, del papa Pío XII: Hay que humanizar lo salvaje, para luego divinizar lo humano.
Al principio, relacionándolo con las dificultades que tuvimos para llegar el Domingo al retiro, les escribía que el Enemigo, Satanás, es un ser personal, al igual que todos sus demonios son seres personales. El papa Pablo VI, a mediados del siglo pasado, dijo claramente que el mayor logro de Satanás en nuestra época es hacer creer a la gente que no existe.
Y el santo padre Pío de Pieltrecina, cercano con nosotros también en el tiempo, ante un señor que se le acercó diciéndole que él no creía en Satanás, que lo del infierno eran todo cuentos, el Santo Padre Pío, con la tranquilidad que le caracterizaba, le dijo: Cuando llegues creerás.
El Señor es el que nos da Autoridad para enfrentarnos y salir victoriosos de todas las fuerzas del Mal o del Maligno.
También se nos dijo en el retiro que la clave para recibir la autoridad está en la obediencia (“el que quiera ser el primero debe hacerse el último”), y que la clave para ejercer la autoridad está en la humildad (“Jesús respondió: si no te lavo los pies, no tienes parte conmigo”). Y tenemos muchos ejemplos de que cuando más humilde se hace algo tanto más se extiende; un precioso ejemplo lo tenemos en los humildes inicios de la obra de caridad de la Madre Teresa de Calcuta.
La segunda enseñanza de la mañana del Domingo, que era la quinta y última de este retiro, se titulaba: La armadura espiritual. La verdad es que se nos pasó todo el fin de semana volando, Gloria al Señor, y estábamos todos que no queríamos perder palabra hasta el final.
En esta enseñanza tomamos los primeros 6 capítulos de la Carta a los Efesios de San Pablo, donde hace una muy provechosa comparación entre la armadura de un soldado romano de la época y la armadura espiritual. El Cinturón de la Verdad: porque Cristo es el centro de tu vida; Cristo es la Verdad. La Coraza de la Justicia de Dios: para proteger tu corazón; porque tu relación con Dios es de corazón a corazón. Calzados con el celo por el Evangelio: permite afrontar de inmediato cualquier situación inesperada; los calzados soldados romanos eran tan ligeros para que pudieras dormir con ellos y salir corriendo en cualquier momento, así como eran capaces de hacer que pisaran por diferentes tipos de terrenos. El Escudo de la Fe: protege de las flechas que lanza el enemigo contra tu fe. El Yelmo de la Salvación: protege los pensamientos; todo pecado comienza con un pensamiento, tú no robas nada si primero no lo pensaste, tú no dices una mentira si primero no lo pensaste, etc; el campo de batalla de Satanás es la mente humana; por eso, las ideas tenemos que aprender a controlarlas. Y la Espada de la Palabra de Dios: para afrontar la vida e ir siempre hacia adelante.
Aunque veamos que estamos en una sociedad en la que no es fácil anunciar a Cristo ni su Evangelio, no debemos olvidar que si Él nos mandó a anunciarlo es que el mundo lo necesita.
El Diablo se disfraza de varias maneras; se disfraza de buenas maneras, de prudencia, de sensibilidad, de respeto por las otras culturas, de respeto a la libertad, etc. Un testimonio que ejemplifica esto bien es el de un sacerdote al que invitaron a una comida y el anfitrión le pidió que bendijera los alimentos, dando gracias y tal, pero sin decir la palabra Jesús, pues había a la mesa personas de diferentes religiones y el anfitrión no quería herir sus sensibilidades; pues resulta que este sacerdote hizo la bendición y él creo que nunca había nombrado tanto la palabra Jesús en una bendición, y al final se le acercó el anfitrión emocionado a agradecerle por la bendición que había hecho. Otro ejemplo es el de un sacerdote franciscano que estaba dando catequesis de primera Comunión, y una madre se le dirigió para pedirle que le hablara a su hijo de lo que quisiera pero que no se le ocurriera hablarle de Cristo crucificado y muerto en cruz; y el sacerdote le respondió que él tenía que enseñarles a los niños lo grande que es el Amor de Dios por el mundo y, por tanto, hasta qué extremo nos amó. Tenemos que decir: Hermano, yo respeto tu cultura, pero Jesús me dijo que llevara su Palabra a todas las culturas! Y por tanto, respetar las culturas o respetar al otro no es igual a quedarnos calladitos; estamos llamados a anunciar a Jesucristo, su plenitud, a compartir nuestro Bien, nuestro Tesoro que se nos ha regalado, la Verdad de Jesucristo, y luego dejar al hermano libre de hacer con este Anuncio lo que quiera, pero nosotros sí debemos anunciárselo.
En el libro de Tobías 3, 8a se nos dice: “porque había sido dada en matrimonio a siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de que se unieran a ella como esposa”. Aquí vemos como la estrategia de Satanás es muchas veces contra las familias, porque él sabe que así puede iniciar fácilmente su plan de destrucción del hombre. Y al venir la Autoridad de Dios, el Enemigo no quiere esa autoridad, por eso vemos hoy en día cómo el Enemigo lo que trata es de quitar a los padres la autoridad con sus hijos; y podemos ver programas de televisión donde las grandes soluciones que proponen los psicólogos a los padres para mejorar los problemas familiares no son sino muchas veces pasos para que recuperen la autoridad como padres. También vemos como, hoy en día, cuando un profesor tiene un problema con un alumno, luego va el padre a discutir con el profesor y así le quita la autoridad al profesor, autoridad que el padre tampoco tiene ya con su hijo, quedando así el niño en un vacío de autoridad, con las malas consecuencias que ello va a causar. Por esto que estamos hablando, y como estamos en una batalla espiritual, la defensa de la familia siempre es un pilar en la táctica de la Iglesia.
Otro invento, que si no es del Enemigo seguro que está contento con él, es que la Ciencia está reñida con la Fe. La genética se descubrió en el huerto de un convento, la astrología se desarrollaba en los techos de las catedrales, etc, etc, etc.
Y para concluír con esta enseñanza decir, o recordar, que la Palabra de Dios es necesaria para que la gente sea libre!
Todas estas enseñanzas estuvieron acompañadas al final de cada una por preguntas de los hermanos, dudas, reflexiones y fuertes testimonios también.
Finalizamos con la Eucaristía, que fue otra gran Bendición más y Grande, porque al Señor no se le acaban y no para de sorprenderte. Y todo esto en medio de mucha sencillez, pues el Señor trabaja así para que se note que es Él quien lo hace, y así eligió al pequeño pueblo de Israel, y así eligió hacerse hombre en un establo entre animales y en medio de una familia pobre. El próximo retiro de este Seminario de Crecimiento en el Espíritu será el fin de semana del 28 y 29 de Abril, donde hablaremos, entre otras cosas, de la Evangelización y del puesto de nuestra Madre María concretamente en la Renovación Carismática.
Gloria a Dios!! Aleluya!!!
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