LA FORMULA DEL EXITO
Muchos libros se han escrito sobre este
tema y se ha estudiado el tema desde las diferentes ideologías del mundo de
hoy. Es frecuente entrar a una librería y encontrarse en la entrada con toda la
colección de Pablo Coelho, Og Mandino (exponentes del New Age) y decenas de
otros autores que afirman tener un nuevo camino para encontrar el éxito y la
felicidad.
Realmente no hace falta buscar tanto,
ni entre los chapuceros de la nueva era, ni entre las miles de fórmulas que el mundo
de hoy predica. Nuestro Señor ya nos había dado la fórmula infalible miles de
años atrás:
“No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y noche;
así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está escrito, y tendrás
suerte y éxito en tus empresas.” Josué 1,8
Con estas sencillas palabras Dios nos
revela que la formula segura del éxito y la felicitad es conducir nuestra vida
en obediencia a los mandamientos de Dios. Este es un éxito y felicidad que el
mundo no conoce, quizá tampoco es el éxito que nosotros estamos acostumbrados a
reconocer como éxito, pero realmente este es el verdadero éxito. Analicemos
este pasaje con más detalle:
"No se aparte el libro de esta Ley de tus labios: medítalo día y
noche": El estudio y meditación continua de la
palabra de Dios es indispensable para conocer lo que Dios quiere de nosotros y
como quiere que actuemos en las distintas circunstancias de nuestra vida.
"así procurarás obrar en todo conforme a lo que en él está
escrito": No basta conocer la palabra de Dios,
hay que poner todo nuestro esfuerzo en practicarla donde la gracia de Dios nos
permitirá el éxito.
"y tendrás suerte y éxito en tus empresas": El resultado de la obediencia es la
verdadera felicidad, quizá no como el mundo la conoce, pero una felicidad real
verdadera con el gozo que proporciona ser heredero de la vida eterna.
Esta fórmula del éxito es repetida una
y otra vez en la Biblia:
“¡Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se
detiene, ni en el banco de los burlones se sienta, mas se complace en la
ley de Yahveh, su ley susurra día y noche! Es como un árbol plantado
junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su
follaje; todo lo que hace sale bien. ¡No así los impíos, no así! Que
ellos son como paja que se lleva el viento. Por eso, no resistirán en el Juicio
los impíos, ni los pecadores en la comunidad de los justos. Porque Yahveh
conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos se pierde.”
Salmo 1,1-6
"¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos": Dichoso el hombre que se aparta del mal.
"mas se complace en la ley de Yahveh, su ley susurra día y
noche": Y se alimenta de la palabra de Dios meditándola frecuentemente.
"todo lo que hace sale bien": Nuevamente el resultado de la obediencia: Éxito en todo lo que hace.
No hay ley más perfecta que la ley de
Dios, ley que debemos meditar día y noche para no olvidarla y para poder transmitirla
a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos:
“Y ¿cuál es la gran nación cuyos
preceptos y normas sean tan justos como toda esta Ley que yo os expongo hoy?
Pero ten cuidado y guárdate bien, no vayas o olvidarte de estas cosas que
tus ojos han visto, ni dejes que se aparten de tu corazón en todos los días de
tu vida; enséñaselas, por el contrario, a tus hijos y a los hijos de tus
hijos.”Deuteronomio 4,8-9
"Pero ten
cuidado y guárdate bien, no vayas o olvidarte de estas cosas que tus ojos han
visto": La mejor forma de no olvidarnos de los mandamientos es la continua
reflexión en los mismos.
"enséñaselas,
por el contrario, a tus hijos y a los hijos de tus hijos" La mejor herencia que le podemos dejar a nuestros hijos es enseñarles a
llevar una vida conforme a la voluntad de Dios.
“Pues quien quiera amar la vida
y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras
engañosas, apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra
tras ella. Pues los ojos del Señor miran a los justos y sus oídos
escuchan su oración, pero el rostro del Señor contra los que obran el
mal.” 1 Pedro 3,10-12
Nuevamente aquí la fórmula del éxito:
"Pues quien quiera amar la vida y ver días felices": Quien quiera ser feliz
"apártese del mal y haga el bien": renuncie a todo lo malo y comience a vivir conforme los mandamientos del
Señor.
“Por eso has de ir por el camino de los
buenos, seguirás las sendas de los justos. Porque los
rectos habitarán la tierra y los íntegros se mantendrán en ella;” Proverbios
2,20-21
“La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno día. Pero el camino de los malos es como tinieblas, no saben dónde han tropezado.” Proverbios 4,18-19
“El temor de Yahveh
prolonga los días, los años de los
malos son acortados. La espera de los justos es alegría,
la esperanza de los malos fracasará. Fortaleza es para el íntegro la
senda de Yahveh; pero ruina para los malhechores. Jamás el justo
será conmovido, pero los malos no habitarán la tierra. La boca
del justo da frutos de sabiduría, la lengua perversa será cortada. Los
labios del justo saben de benevolencia; la boca de los malos, de
perversidad.” Proverbios 10,27-32
“Con la boca el impío pierde a su
vecino, por la ciencia se libran los justos. Con el bien de los
justos la ciudad se regocija, con la perdición de los malos grita de
alegría.” Proverbios 11,9-10
Así como nosotros enseñamos a nuestros
hijos no meter los dedos en la toma corriente por su bien, así Dios nos ha dado
los mandamientos por nuestro propio bien, ya que en su infinita sabiduría sabe
que es mejor para nosotros:
“Esto es bueno y agradable a Dios,
nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen
al conocimiento pleno de la verdad.” 1Timoteo 2,3
Dios ya nos ha dado la fórmula
infalible de la verdadera felicidad, que es vivir acorde con su voluntad unidos
a la luz verdadera que es nuestro Señor Jesucristo. Está en nosotros la
decisión de aceptarla porque cualquier otro camino lleva hacia el desastre.
“La Palabra era la luz verdadera que
ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo
fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos
de Dios,” Juan 1,9-12
Por José Miguel Arráiz
Por José Miguel Arráiz
«Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que descanse en ti»
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